MADRID.— En el libro “El Sucesor”, del que el periódico español “ABC” publicó un extracto ayer, el papa Francisco explica los motivos que le llevaron a detener una “maniobra” para bloquear la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger y confirma que él mismo votó por él.
“Yo llegué a tener cuarenta de los 115 votos en la Capilla Sixtina. Eran suficientes para frenar la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger, porque, si me hubieran seguido votando, él no habría podido alcanzar los dos tercios necesarios para ser elegido Papa”, confiesa Francisco en “El sucesor”, un libro-entrevista junto al corresponsal de “ABC” Javier Martínez Brocal, publicado por Planeta y que saldrá a la luz mañana en España.
“La maniobra consistía en poner mi nombre, bloquear la elección de Ratzinger y después negociar un tercer candidato diferente”.
“Cuando me di cuenta (…) le dije a un cardenal latinoamericano, el colombiano Darío Castrillón: ‘No embromen con mi candidatura, porque ahora mismo voy a decir que no voy a aceptar, ¿eh?. Dejame ahí’. Y ahí ya salió elegido Benedicto” que, confiesa el actual Papa en el libro, que tiene como subtítulo, “Mis recuerdos de Benedicto XVI”, “era mi candidato”.
En la prepublicación lanzada por el diario monárquico, el papa Bergoglio denuncia que la idea de quienes lo promovieron no era que él fuese elegido.
Extranjero
“La maniobra consistía en poner mi nombre, bloquear la elección de Ratzinger y después negociar un tercer candidato diferente. Me contaron, más tarde, que no querían a un Papa ‘extranjero’”, sostiene el actual Pontífice, quien afirma que “fue una maniobra en toda regla” para “bloquear la elección del cardenal Ratzinger”.
“Me usaban a mí, pero detrás estaban pensando en proponer a otro cardenal. Todavía no estaban de acuerdo sobre quién, pero ya estaban a punto de lanzar un nombre”, asegura Francisco, quien sostiene que no estuvo detrás de la trama.
Candidato
Incluso confiesa el actual Papa, que Ratzinger “era mi candidato”.
¿Por qué?, le pregunta Martínez Brocal.
Porque “era el único que en este momento podía ser Papa. Después de la revolución de Juan Pablo II (…) hacía falta un Papa que mantuviera un sano equilibrio, un Papa de transición”.
Y es que, finaliza Bergoglio, “si hubieran elegido a uno como yo, que hace mucho lío, no habría podido hacer nada. En aquel momento no habría sido posible. Yo salí contento”.— Religión Digital.