Ingrid Jaqueline Naal Pech con su madre, Jaqueline Pech Parra, y su hijo menor, Iam. La porteña nació dos días después del azote de “Gilberto”
Ingrid Jaqueline Naal Pech con su madre, Jaqueline Pech Parra, y su hijo menor, Iam. La porteña nació dos días después del azote de “Gilberto”

PROGRESO.– Un milagro ocurrió en la madrugada del 16 de septiembre de 1988, cuando aún se sentían los estragos del huracán “Gilberto” que azotó con furia las costas progreseñas el 14 de ese mes, y en medio de los fuertes vientos y torrencial aguacero, en un anexo de la antigua parroquia de la Purísima Concepción y San José, ocurría el milagro de la vida al llegar al mundo una bebé.

Los protagonistas de la historia que fueron entrevistados por el Diario coinciden en que fue un milagro donde estuvo la mano de Dios, y el médico que atendió el parto, reflexiona y dice que Jesús lo puso en ese lugar.

Lo escogió a él para obrar el milagro de la vida cuando la parroquia se erigió en una clínica, ya que la bebé nació en un anexo alumbrado con veladoras.

El alumbramiento fue a la luz de velas y veladoras de la misma iglesia parroquial, donde se refugiaron más de 1,000 damnificados del ciclón del siglo que devastó tanto la periferia de la ciénaga en el sur de la ciudad como la parte norte donde de entrada dejó incomunicados y fuera de servicio el Sanatorio Naval, Centro de Salud y clínica del Seguro Social.

Sin servicios médicos en el puerto, la parroquia fue habilitada como una clínica donde Jaqueline Pech Parra, de 21 años de edad, dio a luz en el anexo parroquial a donde llegó en la noche del 15 de septiembre luego de peregrinar en busca de atención médica; el Centro de Salud estaba inundado, sin servicio y en el Palacio Municipal le sugirieron que acuda a la iglesia.

El parto lo atendió el médico Alfonso Ávila Prado, quien se encontraba en la parroquia colaborando con el Grupo Juvenil Parroquial invitado por el entonces párroco Jacinto Adriano Wong Romero y el vicario Benigno Ku Pool.

Jaqueline dio a luz a las 3 de la madrugada.

A esa hora, en medio de los fuertes remanentes de “Gilberto”, nació Ingrid Jaqueline Naal Pech, quien este lunes 16 de septiembre cumple 36 años de edad.

Pasaron los años y el doctor Alfonso Ávila no volvió a ver a la mamá que dio a luz en la parroquia, tampoco conocía a la niña que recibió aquel 16 de septiembre de 1988, ahora convertida en joven mamá de 36 años de edad y con tres hijos.

Este año se conocieron el doctor Alfonso Ávila e Ingrid Jaqueline. El encuentro, narra el médico, fue en el Centro de Salud con Servicios Ampliados de esta ciudad a donde Ingrid Naal Pech acudió a consultar.

Al ver al galeno Ingrid le dijo: “Soy la niña que nació en la parroquia”.

Los recuerdos llegaron de inmediato a la memoria de Alfonso Ávila, quien, dice, de pronto quedó mudo, impresionado, y luego dijo “¡hasta que por fin te conozco!”.

La historia se escribió en un anexo de la antigua iglesia de la Purísima Concepción y San José, los protagonistas lo cuentan de acuerdo a como lo vivieron.

Jaqueline Pech relata que el 14 de septiembre, cuando azotó el huracán “Gilberto”, se encontraba en su casa ubicada cerca del cementerio; estaba embarazada y debía de dar a luz a fines de septiembre. No tenía a donde trasladarse, así que su tío al que llamaban “Chuli”, ya fallecido, la trasladó a su casa ubicada en la colonia Canul Reyes, donde fue recibida por su tía “Chona”.

Aquel 14 de septiembre de 1988, cuando azotó el huracán, muchas familias se quedaron en sus casas cerca de la ciénaga, entre ellas Jaqueline Pech con sus tíos. El susto por el violento “Gilberto” hizo que se adelantara el parto, poco antes de la medianoche del día 15 de septiembre, la joven Jaqueline comenzó a tener dolores de parto.

En medio de la penumbra y en un vehículo particular, sus tíos la llevaron al Centro de Salud ubicado en la calle 21 con 72 cerca del malecón, pero estaba fuera de servicio.

Se trasladaron al Palacio Municipal donde personal de enfermería y médico del Sanatorio Naval que se encontraban es la sede del Ayuntamiento les dijeron que mejor se trasladaran a la iglesia parroquial donde podrían refugiarse y recibir ayuda.

“En la parroquia nos recibió el padre Wong (Jacinto Adriano Wong Romero), aún seguían los embates del huracán.

A la medianoche del 16 de septiembre, arreciaron los dolores del parto, no supe que pasó, me llevaron a un cuarto alumbrado con velas y veladoras, me atendió un doctor que después supe que se llama Alfonso Ávila Prado, que fue quien recibió a mi bebé y fue un parto normal; mi hija nació a las 3 de la madrugada del 16”, relata Jaqueline, ahora de 57 años de edad.

Pudo llamarse “Concha”, bebé nacida durante azote de “Gilberto”

Entrevistada por el Diario, Jaqueline Pech, narra que se acuerda que el padre Wong le sugirió que a su hija le pusiera el nombre de Concepción, como se llama la parroquia.

Pero su tía “Chona” le dijo que cuando la niña creciera le iban a decir “Concha”, así que le puso Ingrid Guadalupe y así la bautizaron.

Treinta y seis años después que dio a luz en la parroquia, Jaqueline, quien afirma que es católica, no ha regresado a la iglesia, no conoce al doctor Alfonso Ávila quien la atendió en el parto, a quien su hija ya conoció.

Cada 16 de septiembre se acuerda del acontecimiento, del milagro que se dio en la iglesia, pues su tía “Chona” le contó que “el bebé”, pues no sabía que era una niña, se atravesó, pero milagrosamente se viró y quedó en posición de nacimiento, “no sé que habría pasado en caso que fuera cesárea y en la iglesia no había sala de quirófano”.

El doctor Alfonso Ávila narra al Diario que cuando azotó “Gilberto” acudió a la parroquia, colaboraba en el Grupo Juvenil Parroquial, en el que también estaba Manuela Gómez Pinzón, Faustino Noh Crespo, Eloy Alcalá y su esposa, doña Manuela (mamá del padre Galera).

En la parroquia, recuerda Alfonso Ávila, había unos 1,000 damnificados del huracán; el padre Wong estaba de vacaciones y las suspendió. El grupo de colaboradores lo coordinaba el padre Beningo.

La noche del 15 de septiembre se enteraron que había llegado una embarazada, que tenía los dolores del parto, y la llevaron al anexo parroquial, donde se improvisó un hospital.

“No tenía guantes, encontré unas tijeras, chequé a la mujer, estaba ya en trabajo de parto, observé que el bebé se atravesó, el cordón umbilical estaba a punto de enredarse en el cuello, eso me preocupó, pues se tenía que practicar cesárea, sin embargo, el milagro se dio, de pronto el bebé se puso en posición de salida y enseguida procedimos a ayudar a la mamá”, recordó el galeno.

La doctora Astrid Castillo, que también estaba en la parroquia colaborando, agregó que ayudó a recibir a la bebé mientras que un grupo de colaboradores de la iglesia, con los manteles que se usan en el altar para las misas, se encargó de confeccionar pañales con que se cubrió a la recién nacida.

Para la bebé que este 16 de septiembre cumple 36 años, comenta el doctor Ávila Prado, fue una bendición que haya nacido en la iglesia, nació en la mejor clínica del puerto, “Dios, Jesús nos puso en ese lugar y nos guío para traer al mundo a una niña, que siempre estará bendecida por la Purísima Concepción y San José”.

Alfonso Ávila conoció a Ingrid Jaqueline en el Centro de Salud el pasado 30 de julio, acudió a consultar y cuando vio al médico le dijo: “Soy la niña que nació en la iglesia”. Fue un emotivo encuentro, platicaron sobre el acontecimiento y le proporcionó la dirección de su casa.

Bebé de huracán “Gilberto” en 2024

Ingrid Jaqueline Naal Pech, vive en casa de su mamá en un predio de la calle 106 con 91 de la colonia Feliciano Canul Reyes, su mamá le contó la historia de su nacimiento, su cumpleaños lo festeja cada 16 de septiembre.

En este año había acordado con su mamá acudir a misa en la iglesia parroquial para dar gracias a Dios por un año más de vida, pero debido a que es día festivo, no hay misas en la parroquia.

Ingrid Jaqueline tiene tres hijos; Henry, de 18 años; Alexis, de 16, e Iam, de 7 años. Se dedica a las labores del hogar, está separada de su esposo.

En la charla, dice que cuando su mamá le contó la historia de su nacimiento se sintió bendecida por haber nacido en la iglesia.— MEGAMEDIA