(Primera Columna publicada el 30 de julio de 2010)
Si nosotros fuéramos gobernador de Yucatán y estuviéramos, como lo está Ivonne Ortega Pacheco, en camino de rendir nuestro tercer informe anual, agradeceríamos y cumpliríamos las siguientes sugerencias:
1. Una referencia completa a las polémicas que han originado nuestros actos y omisiones de gobierno, acompañándola de nuestra versión o respuesta, de tal manera que puedan ser cotejadas con la realidad.
2. Una relación exacta de los subsidios, participaciones y otros dineros recibidos del gobierno federal.
3. Una especificación precisa, también comprobable, de qué obras se han construido o qué servicios se han prestado con las aportaciones federales y cuáles con los fondos propios del gobierno del estado, de tal modo claro que no haya duda alguna sobre el origen económico de cada obra o servicio y el pueblo quede convencido de que no saludamos con sombrero ajeno.
4. Una jerarquización, por orden de importancia y urgencia, de los proyectos para nuestros dos últimos años de gobierno, en la inteligencia de que incluirá tanto los objetivos como la forma en que reuniremos los fondos necesarios para realizarlos.
5. Mediante un plebiscito, recabar la opinión de los yucatecos sobre el tren rápido: si aprueban la caudalosa inversión que supone o prefieren que se asigne esa suma a un destino que beneficie más al estado.
6. Una rendición de cuentas del capital que hemos gastado en la promoción de nuestra imagen personal y la del estado, cada cuenta por separado, incluyendo los pagos, y rubros correspondientes, a las televisoras y demás medios de comunicación.
7. Una comparación de nuestro presupuesto aprobado por la Legislatura con nuestros egresos reales, con un capítulo particular para los sobregiros y sus causas.
8. Deudas que hemos contraído con proveedores, bancos y cualquier otra entidad, con los plazos en que nos proponemos liquidarlas y los intereses que, en su caso, han de causar.
9. Para facilitar la comprobación de los cifras y los conceptos, así como garantizar su veracidad, invitaríamos a los partidos políticos, colegios profesionales, cámaras, universidades y otros calificados representes de los sectores activos de la sociedad a un examen del tercer informe, como la alcaldesa meridana Angélica Araujo lo hizo, en atinado procedimiento, para certificar la situación en que recibía el municipio de manos de la administración saliente de César Bojórquez.
Si a alguna persona que no sea yucateca le extrañan todas o alguna de las nueve sugerencias, se le podría decir que la tarea oficial de comentar el tercer informe correspondería al Poder Legislativo, si no fuera por la fundada sospecha de que su dependencia incondicional del Ejecutivo, tantas veces confirmada, invalida al Congreso como juez y auditor imparcial del comportamiento de la gobernadora.
Se le abre a Ivonne Ortega Pacheco la oportunidad de demostrar que merece la solidaridad y simpatía que hoy se le regatea, discute o niega a su administración en un desafecto, repulsa o indiferencia que suele mover a los gobernantes a simular una popularidad ficticia comprada con inversiones cuantiosas de los dineros del pueblo.— Mérida, 30 de julio de 2010.
