(Primera Columna publicada el 15 de julio de 2011)
Para ayudar a entender los sucesos en la glorieta de Montejo, Vittorio Zerbbera llevó a la sacristía de la iglesia de San Juan una edición antigua de “El príncipe”. Su autor, Nicolás Maquiavelo, fue el asesor de cabecera de la dictadura siniestra de los Medici en la Florencia de hace por allá de 500 años.
Don Vittorio comenzó a repasar con César Pompeyo las instrucciones contenidas en el viejo libro, que tiene justa fama de ser es el más inmoral que se ha escrito sobre el oficio de gobernar. Decimos que comenzó, o comenzaron, porque, en el parque, niños y adultos enfrascados en un juego les impidieron, con sus gritos, continuar la lectura. Un chamaco cantaba:
“… La botella, la manopla, el sicario, el puño, el porro, la macana, el tablón, el tolete, el vándalo, el tubo, la pata, la tranca, el bandido, la fractura, el monstruo…”.
—Me parece que están haciendo un inventario de vuestros instrumentos de gobierno —susurró don Vittorio a don César.
—Vamos a preguntarles —respondió Pompeyo: “¿Es una lotería campechana?”. Le respondió una señora:
—No, niño: es un papel que están regalando. Arriba dice: “Yucatán rumbo al 2012”. Que los están repartiendo unos señores. Que son del PRI. Eso dicen.
—La señora oyó campanas, pero no sabe dónde —aclaró Pompeyo—. Hasta donde yo sé, Vittorio, “Yucatán rumbo al 2012” es el título de una proyección audiovisual que está haciendo el PRI en algunas reuniones para hacer una presentación de los sucesos de la glorieta como punto de partida de su campaña por la gubernatura en 2012. Es una versión distinta de todas las demás que circulan sobre la paliza del túnel.
—Yo os lo advertí ya, César. El mal tiempo no va a pasar. Os van a seguir pegando, aunque vuestros empresarios se muestren muy preocupados por la declaración de inocencia que hizo vuestra gobernadora Ivonne Ortega sobre su cacareada intervención para ordenar la paliza, con el visto bueno, claro, de vuestra alcaldesa. A propósito, César, quienes están de acuerdo conmigo alegan, para apoyarme, que estamos en el “Año de Hidalgo”. ¿Qué es eso?
—Es un apodo que la gente le pone al último año de una gobernadora, Vittorio. Quiere decir que en el año de Hidalgo es un pe… perico el que deje algo.
—¿Y de qué vais a vivir vosotros, si ya los dejaron en la intemperie, a media calle? El resto que les queda se les va a ir el sábado con Shakira. A madame Angélica no hay quien la pare: está segura de que la Fiscalía es incondicional de madame Ivonne, y a esta señora, ya lo habéis visto, le importa un soberano cacahuate que se preocupen los empresarios. “Estáis molestos, ay, qué miedo”. Tiembla, pero de risa. Y su risa es todo un desafío.
—Si entra el Congreso en el enjuague, como pedís en algún lugar, os va a ir de la patada. Como a las ranas pidiendo a Júpiter que les mande un rey. La medicina va a ser peor que la enfermedad: vais a llegar a 2012 en camilla. Si Maquiavelo resucitara, César, y escribiera un libro sobre vosotros, le pondría “Las principesas: ¡cómo pesan!”. Y podría ser más inmoral que “El príncipe” y su consecuencia siniestra. Yo regreso a Italia.
—No es para tanto, Vittorio. Claro que Yucatán no es Europa: ustedes están a la cabeza del mundo y nosotros en el occipucio, pero vamos a salir, ya verás.
—Que vais a salir no lo dudo: no hay mal que dure cien años ni pe… pericos que lo resistan. ¿Pero cuándo y, sobre todo, cómo? Con nomás disgustaros y preocuparos no vais a llegar muy lejos. De regaños está pavimentado el suelo del desastre.— Mérida, 15 de julio de 2011.
