(Primera Columna publicada el 11 de noviembre de 2012)
Después del colapso económico y político en que cayó la presidencia municipal de Angélica Araujo, después de la catástrofe cívica que fue quizá la peor de sus herencias, Mérida necesita un ayuntamiento que reivindique el oficio de gobernar y devuelva a su pueblo la confianza en sus autoridades.
Vittorio Zerbbera y César Pompeyo llegaron a esa conclusión al abordar ayer, en su charla del parque de San Juan, un tema al que otorgan una importancia capital: las prioridades del pueblo en este fin de año que nos deja tres nuevos gobiernos: en el país, en el estado y en la ciudad.
—El primero de vuestros deberes como meridanos no es seguirle los pasos a monsieur Zapata Bello, para que no se salga del buen camino, ni mucho menos convertirse en policías que vigilen a don Enrique Peña Nieto, para que no reincida en los pecados de los presidentes priístas que lo antecedieron —indicó el señor Zerbbera.
—Claro que vosotros debéis de estar pendientes de lo que hagan o no hagan monsieur y el primer copete de la nación —continuó—, pero vuestra tarea principal es cuidar que la alcaldía de il cavaliere Renán Barrera sea un modelo de virtudes por los cuatro costados.
—Vos sabéis, César, que yo soy un adicto a la sección “Yucatán” del “Diario”. Estoy por eso bien informado de la devastación de que fueron víctimas la mayoría de las poblaciones yucatecas, desde las turbinas de explotación que en los últimos tres años funcionaron a toda máquina en los palacios municipales. No podía ser de otra manera, pues vuestra Angélica…
—Un momento —aclaró Pompeyo—, no es mía, es de Ivonne.
—Bueno, diré que Angélica, su ama y el Congreso, por su enanismo moral, no tenían, en el caso que lo hubieran querido, autoridad ninguna para meter en cintura a los maleantes que los imitaban en las alcaldías de las villas y los pueblos. Y creo que no hubieran querido, porque, a mi manera de ver, todos han sido discípulos aprovechados de las profesoras de corrupción que fueron madame Ivonne y su asistente. Discípulos que se graduaron pronto y se conviertieron en socios.
—Los meridanos, César, debéis uniros para ayudar a il cavaliere Renán a que el ayuntamiento, como lo fue una vez en manos de su partido Acción Nacional, sea un maestro de buen gobierno que con su ejemplo guíe a los ediles del interior del estado y les demuestre las bondades de procurar el bien común por encima de cualquier interés personal. Esa es vuestra prioridad: una comuna que desde la capital sea el faro del estado.
—Dime, Vittorio, una condición que a tu juicio sea imprescindible en un gobierno que aspire a ser ejemplar.
—El respeto y el estímulo en el trato con la oposición. Buscar su opinión, dar a sus iniciativas y propuestas, a sus peticiones y sus críticas una atención inmediata, un examen a fondo, una difusión a los cuatro vientos, una respuesta en que la justicia y la impacialidad sean visibles a simple vista.
—Os pondré un ejemplo. Sabéis que los concejales del PRI han pedido una investigación minuciosa de una acusación a il cavaliere Barrera. Lo acusan de un favoritismo indebido en la concesión a la empresa “Sana” de la recogida de basura en 50,000 predios. ¿Sabéis qué haría yo si fuera alcalde? Yo encargaría la investigación a los mismos ediles del PRI y les daría toda clase de facultades para efectuarla. Ninguna puerta cerrada. Ningún documento escondido. Ningún bloqueo como, según publicada queja, encontraron los acusadores en la Contraloría de Renán.
—A propósito de los concejales priístas, Vittorio, me apena decir que he tenido una decepción. Me siento defraudado porque votaron en contra de que comparezcan ante el Cabildo 23 funcionarios del ayuntamiento de Angélica a explicar las presuntas irregularidades que el equipo de Renán ha observado al recibir la alcaldía. Pensé que eran priístas de nuevo cuño, redimidos del pasado por un deseo genuino de estar al servicio leal de los intereses de la comunidad, que incluyen, en primer término, la búsqueda incondicional de la verdad.
—Las facilidades que la oposición debe tener para investigar la acusación a Barrera Concha, esas mismas facilidades debe tener el ayuntamiento actual, con el apoyo priísta, en la investigación de las anomalías que encontró al asumir el poder. Espero, Vittorio, que mi desilusión sea pasajera. Ojalá que en el ayuntamiento de Mérida la oposición se desempeñe sin acatar consignas ni asumir posturas partidistas, de acuerdo con el nuevo PRI que predica Enrique Peña Nieto. Una oposición curada de los vicios y las mañas del viejo PRI, fundador y accionista de la corrupción que caracterizó a los gobiernos mentirosos e irresponsables de Ivonne Ortega y Angélica Araujo.— Mérida, Yucatán, 11 de noviembre de 2012.
