(Primera Columna publicada el 10 de junio de 2012)

César Pompeyo meditó sobre el lema de los candidatos del PRI: “Orgullo y compromiso”. Es su bandera. Se lee en los anuncios “espectaculares” que invaden la ciudad, incrustados en el cielo desde azoteas, techos, jardines, patios, muros, terrenos baldíos y estructuras metálicas, negras y enormes y horrorosas, que, sólo ellas, deben costar un ojo de la cara (no el ojo de los candidatos). Junto a rostros que son una maravilla de cirugía estética está el logotipo del partido.
Pompeyo se preguntó de qué se sienten orgullosos. En busca de la respuesta leyó otra vez los discursos de Rolando Zapata Bello y encontró conceptos que parecen estar a una distancia astronómica de la realidad.
De las palabras que pronunció en un mitin de Progreso, al lado de Enrique Peña Nieto, reproducimos el párrafo que sigue: “Porque hay algo que quiero decirles con toda claridad: vean todo lo que se ha conseguido en los últimos años. Vean lo que se ha hecho por la familias más necesitadas, vean lo que en nuestro estado se ha hecho por la seguridad y la calidad de vida de los yucatecos”.
En otro discurso notorio, en la Casa del Pueblo proclamó: “Conquistar el futuro exige asumir compromisos concretos y directos, cimentados en las realizaciones de un gobierno estatal que ante todo ha pensado en la gente. Nuestro gobierno encabezado por Ivonne Ortega”.
¿Cómo le ha ido a la gente, qué calidad de vida han tenido los yucatecos en el gobierno de la señora Ortega? En esta diligencia de la meditación, don César consultó un álbum de recortes en que colecciona noticias publicadas en el “Diario de Yucatán”:
1. Aprobación. El 47% de los yucatecos está desencantado, nada contento con el desempeño de Ivonne Ortega. Apenas el 3.6% está muy satisfecho. Encuesta de Numeralia.
2. Pobreza. Yucatán ha subido al cuarto lugar nacional en aumento de la pobreza en la república. Entre todos los habitantes, que son un millón, 955 mil 572, nada menos que 937,000 están sumidos en la pobreza y, entre ellos, 197,000 en una pobreza extrema. 2010 y 2011 rindieron 50,000 nuevos pobres. Inegi y el Consejo Nacional de Evaluación. Uno de noviembre de 2011.
3. Sueldos. En el país, Yucatán ocupa uno de los tres últimos lugares en cuanto al monto de los salarios que devengan sus trabajadores: un promedio de 64,600 pesos al año. En Campeche es de 141,108. El promedio nacional: 99,100.
4. El trabajo. Yucatán perdió 16,199 empleos entre 2008 y 2009. Inegi. 30 de mayo de 2010.
A estas alturas de la meditación, Pompeyo se preguntó de nuevo: ¿Qué hace el gobierno de Ortega Pacheco con el dinero y cómo lo invierte? Respuestas:
5. En los primeros tres años y cinco meses de su gobierno, el gasto público alcanzó un récord: 90,000 millones de pesos, que significan 2,195 millones al mes y ¡75 millones diarios! Pero ¿cómo fue administrado? Veamos:
6. En cuestión de eficiencia en el manejo del presupuesto Yucatán está a la cola: ocupa el lugar 29 entre 32 estados. 25 de noviembre de 2011.
7. En materia de transparencia en su administración y la rendición de cuentas, Yucatán ha caído al lugar 24 entre las 32 entidades. Un descenso meteórico, porque, al concluir el sexenio de Patricio Patrón Laviada, estábamos entre los 10 mejores. Misma fecha.
8. Cuando concluyó el período de Patrón Laviada, Yucatán era el sexto estado de mayor crecimiento de México. En 2008 se estancó y comenzó a desplomarse. En 2009 decreció en un 4.6 por ciento.
9. El 60% de la inversión pública es gasto corriente: sueldos, ayudas, subsidios… Nada más el 6% se destina a la obra pública.
10. Opina Coparmex: La administración del dinero público es oscura e irresponsable. 4 de agosto de 2011. Diagnóstico de otras cúpulas empresariales: la inversión en infraestructura y programas productivos es negligente y escasa.
No le luce a Rolando Zapata Bello, muy mal le sienta decir que está orgulloso de la señora Ortega Pacheco. Si los compromisos que anuncia están “cimentados en las realizaciones” del gobierno de doña Ivonne y la “calidad de vida” que está dando a la gente, es prudente tomar las precauciones del caso, pues hay comprobados motivos para esperar “con toda claridad”, con el Jesús en la boca, que si gana el candidato del PRI se agudice la crisis política y económica que hoy padece Yucatán en las manos largas de un gobierno que ocupa uno de los primeros lugares entre los peores de nuestra historia.
Hay otras razones, que nos proponemos examinar, que justifican el temor que nos inspira una victoria del PRI.— Mérida, 10 de junio de 2012.

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