(Primera Columna publicada el 2 de diciembre de 2012)
—El cuartel general de la antimafia me pregunta cuál es o será el impacto del gabinete de Enrique Peña Nieto en el gobierno de Yucatán —informó don Vittorio Zerbbera a César Pompeyo en su encuentro habitual en el parque de San Juan.
—Antes de responder la pregunta, Vittorio, es necesario recordar que el presidente de la república es el jefe de su partido. En el caso del PRI es una jefatura absolutista. Criticarlo es una sentencia de muerte política. Disentir es una puerta al destierro inmediato. Alaba, obedece, y estás seguro dondequiera que te halles y sea lo que fuere lo que estés haciendo. Es la fórmula de San Agustín trasladada a la política: “Ama y haz lo que quieras”.
—Esta fórmula quedó en suspenso cuando el PAN ganó la presidencia. El resultado fue que cada gobernador priísta se convirtió en presidente de su estado, con las mismas facultades presidenciales. Criticar al Señor Gobernador, discrepar de sus opiniones era o es un suicidio. ¿Estarán dispuestos los gobernadores del PRI a renunciar a su poder feudal y devolver a don Enrique las facultades omnipotentes de la presidencia imperial?
—¿Como se comportará monsieur Rolando? —interrumpió don Vittorio.
—Al asumir la gubernatura, en los ocho párrafos de su discurso que dedicó a Peña Nieto, monsiuer Rolando, como lo llamas tú, le ofreció “una alineación y coordinación permanente de políticas públicas y esfuerzos” entre el gobierno del estado y la Federación.
—El párrafo 50 está ocupado por otra promesa a don Enrique: “Yucatán estará apoyando todas las iniciativas y reformas de cambios estructurales que sabemos están en la agenda de su gobierno, reformas y cambios que son asignaturas urgentes del desarrollo nacional”.
—Aquí, como van las cosas, puede ocurrir un choque de trenes. Una de las reformas que Peña Nieto se propone es la Ley contra Corrupción, asignatura fundamental de su administración.
—¿Choque, César? Yo recuerdo que, en el discurso que habéis mencionado, monsieur pronunció un juramento: “Aquí asumo un verdadero compromiso con la sociedad: yo combatiré la corrupción ferozmente”.
—Y recuerdas bien, Vittorio: el señor Zapata Bello anunció ese compromiso sin precedente obligado, creo yo, por la corrupción escandalosa del régimen de su predecesora Ivonne Ortega Pacheco. Pero, hasta la fecha, hemos visto austeridad, lo aplaudimos, pero no ferocidad, a pesar de que se han presentado ocasiones de que se manifieste.
—Un pecado original podría convertir la ferocidad de don Rolando en la de un tigre enjaulado. La jaula sería su equipo, integrado en vasta mayoría por ex siervos de Ivonne Ortega. El enemigo está en casa, ¿se atreverá el señor Zapata a una limpieza doméstica que investigue y castigue los delitos de sus compañeros de partido? ¿Lo dejarán hacerlo?
—No ha movido un dedo, que se sepa, para que comparezcan ante el cabildo meridano los citados funcionarios del ayuntamiento de Angélica Araujo. Todos se niegan a comparecer, en una rebelión que parece fruto de una estrategia general, de una orden de Rolando Zapata, presidente de su partido, y, si él no la ha dado, esa decisión es un desafío a su autoridad.
—Todos saben, ya te lo dije, que los gobernadores priístas son en sus estados los dueños y señores del PRI. El PRI del Congreso. El PRI del Ejecutivo. Y también el PRI del Ayuntamiento, de modo que los priístas que se niegan a comparecer ante la comuna de Renán Barrera están, Vittorio, bajo la jurisdicción política de tu monsieur Rolando.
—La ventilación pública actual de los actos de alta corrupción atribuidos a los siervos de Angélica Araujo puede ser una prueba de fuego para la ferocidad. Lo menos que se puede esperar de don Rolando es que disponga que todos los llamados a juicio comparezcan puntualmente a su cita. Si se cruza de brazos caería en la condición de cómplice y daría la impresión de un gobernador enjaulado, incapaz de cumplir un juramento en la primera oportunidad de hacerlo.
—Espero, César, que la realidad demuestre que las opiniones de usted están equivocadas. De otra manera tendríamos que redoblar nuestros esfuerzos en la tarea de rastrear los pasos de la mafias que hicieron de las suyas en el gobierno celestino de madame Ortega.— Mérida, Yucatán, 2 de diciembre de 2012.
