(Primera Columna publicada el 25 de noviembre de 2012)

La enfermedad de “Sana” fue el tema profiláctico de la charla que sostuvieron ayer, en el parque de San Juan, don Vittorio Zerbbera y César Pompeyo.

—Desde mi experiencia siciliana, que ha visto cómo comienzan y terminan las mafias, los regidores del PRI le han rendido gran servicio al ayuntamiento de Mérida al exigir que se investigue esa peste a componenda, a trato debajo de la mesa, que los inconformes sienten en el acuerdo que entregó a la empresa “Sana” la recogida de la basura en 50,000 predios meridanos.

—Y sostengo que los panistas deben estar agradecidos de los priistas por dos razones. La primera es de carácter general. Significa que la oposición está cumpliendo su misión de vigilar de cerca los actos de las autoridades. Gobierno bien vigilado, gobierno bueno.

—Ya sólo por esto los panistas deben dar las gracias en vez de estorbar las diligencias de los quejosos o calificar sus protestas de columnas de humo o puras ganas de crear un conflicto político en revancha por las citatorias a los que fueron cómplices de las trastadas de la comuna que presidió Angélica Araujo. Trastadas como dar a los concejales opositores, a última hora o a medias, la información sobre tópicos importantes.

—Entiendo yo, César, que la acusación consiste en un supuesto tráfico de influencias: antes de asumir la presidencia municipal, il cavaliere Renán le asignó los 50,000 predios a “Sana”, que poco antes había comprado cierto número de camiones recolectores nuevos.

—Simple coincidencia o no, el caso, como yo lo veo, es que no tiene nada acreedor a censura, sino digno de encendido elogio: que un alcalde, antes de asumir el cargo, empiece las gestiones para atacar las necesidades de la ciudad a que tendrá que enfrentarse al entrar en funciones. Sobre todo si es un caso apremiante, impostergable, como lo era y es recoger la basura que produce la ciudad.

—Esto tiene un nombre, previsión. Il signore Barrera Concha ha recibido una oportunidad de demostrar que es un hombre previsor que se adelanta a los acontecimientos y procura las soluciones antes de que le lleguen los problemas. Segunda razón de gratitud al PRI.

—Tu razonamiento, Vittorio, es impecable, siempre y cuando se cumplan dos condiciones. Primera, que la concesión de la recogida de basura tenga que ser, por ley, el resultado de una licitación. Si es así, parece que ni siquiera hubo convocatoria. Segunda condición: que no haya habido tráfico de influencias.

—¿A qué llamáis tráfico de influencias, César?

—A que Barrera Concha, después de ganar las elecciones de alcalde, le haya ofrecido los 50,000 predios a un partidario que apoyó con gruesa suma de dinero la campaña electoral y, además, tiene los recursos para adquirir los camiones que se requieren.

—Se hayan o no se hayan cumplido las dos condiciones, Vittorio, el pueblo de Mérida se ve a temprana hora en la ocasión de verificar la madera de que está hecho don Renán, según el trato que acuerde a la ventilación de este asunto. Si es un alcalde de caoba o de triplai.
—¿Y que aconsejas, César?

—Yo no aconsejo nada: todo el mundo, incluso los alcaldes, tienen el derecho a equivocarse si están dispuestos a pagar la factura. No como consejo, sino como sugerencia, me atrevería a proponer que Barrera Concha diga toda la verdad. Para mí, la verdad, por dolorosa que sea, es el camino más rápido y menos costoso de resolver un problema.

—Cierto, César. Al oírte recuerdo una frase de Benavente: “La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños” (Jacinto Benavente, premio Nóbel de Literatura en 1922, por obras de teatro como “Rosas de otoño”, “Señora ama”, “La malquerida” —puesta en Mérida por María Teresa Montoya— y “Los intereses creados”).

—Cuando me refiero a la verdad, Vittorio, hablo de la verdad demostrada. El señor Barrera puede exhibir los documentos de la compra de camiones por “Sana”, con la fecha inclusive, y los recibos en que consten los donativos que recibió en su campaña. Donativos que se deben o deberían informar a las autoridades correspondientes en obsequio de la limpieza electoral.

—En fin, César, yo creo que il cavalieri Renán, gracias al PRI, tiene la oportunidad de demostrar que no sólo es buen alcalde sino mejor caballero, pues con la verdad a puertas abiertas, favorable o desfavorable, se enfrenta con valentía a la crítica que ponen en duda su honor y sus rectas intenciones. Sería una seguridad de que los regidores priistas no serán sometidos a los mismos engaños y ocultamientos que padecieron los ediles panistas en los tiempos aciagos de Angélica.

—Te propongo, Vittorio, que pongamos fin a la charla con palabras de Federico Nietzsche. En su obra célebre, “Así hablaba Zarathustra”, el filósofo alemán, dice: “Todas las verdades que se callan se vuelven venenosas”.— Mérida, Yucatán, 25 de noviembre de 2012.

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