“Ratón” Macías, desde Tepito al título mundial
Son pocos los que en el boxeo eran como él, en todos los sentidos. Ya retirado, su elegante porte llamaba la atención siempre y Raúl Macías decía que así le enseñaron. Elegante, de guayabera blanca de manga larga, zapatos bien lustrados y el bigote bien alineado.
Así fue el “Ratón” Macías que nos tocó ver en sus últimos años de vida. Detrás del elegante personaje que llegó a ser un verdadero ídolo de México hay una historia grande, de los que eran capaces de armar un circo con su presencia. Él salió del barrió. Y se murió adorando sus raíces.
Raúl Macías Guevara vio la luz primera en Tepito el 28 de junio de 1934, el famoso barrio bravo enclavado en el centro histórico de Ciudad de México. Y se entiende que para sobrevivir allí se tiene que llevar la vida al máximo. A golpe de mano, a cuidar la espalda y la vida.
Oficioso (se cuenta que fue zapatero y mensajero en su infancia y juventud), se hizo boxeador, uno que paralizó a todo el país. Representó a los pobres de México, a los que menos tienen, a los desposeídos. Con su carisma y sencillez llegó a los corazones de la gente, del pueblo que es finalmente quien elige a sus ídolos, a sus auténticas figuras.
Ha sido reconocido como el máximo ídolo en su deporte, que ha tenido a figuras como Ricardo “Pajarito” Moreno, José “Toluco” López, Rubén “Púas” Olivares, Julio César Chávez y muchos más. Pero por encima de todos, el “Ratón” Macías sobresalió por su educación, sencillez, don de gente y la “estrella” con la que nació.
Raúl decidió seguir los pasos de sus hermanos José y Gabriel Macías, quienes fueron profesionales.
En una de sus últimas charlas, destacó que él les cargaba las maletas antes de tomar el mismo camino. Y de unos inicios en el amateurismo que eran bien vistos, llegó a ser seleccionado nacional y representante de México en los Juegos Centroamericanos de Guatemala, los Panamericanos de Buenos Aires y los Olímpicos de Helsinki-52. Siempre recordaba de esta última justa: “Allí me robaron ante un ruso”.
¿Por qué el apodo de “Ratón”?
Macías entrenaba en un gimnasio en el que, cuenta, su mánager y otro mentor se pusieron de acuerdo y lo subieron al ring con un peleador de peso completo. “Me ordenó: vas a boxear con él. Me pusieron los guantes y subí al ring. Frente a él hice una finta y me metí por debajo de sus piernas y la gente empezó a gritar ‘Parece ratón’”.Y quedó para siempre el apodo de uno de los personajes más emblemáticos del país.
Pero ni los golpes recibidos arriba del cuadrilátero, ni los fuertes entrenamientos y la disciplina que exige el boxeo lograron que Raúl Macías contemplara el retiro. Fue la enfermedad y fallecimiento de su madre lo que lo obligó a decir adiós del deporte que le dio la idolatría, fama y fortuna.
La última pelea de su carrera la sostuvo contra Ernesto Parra en febrero de 1959 en la Arena México y después de imponerse por puntos en 10 rounds, tomó el micrófono para decir que se retiraba en forma sorpresiva de la actividad que le dio gloria y reconocimiento de la afición, que se mostró escéptica con ese anuncio. Su madre falleció al poco tiempo y él, con apenas 25 años y en plenitud de facultades, se mantuvo férreo pese a las grandes ofertas.
Un ejemplo de su idolatría fue la pelea que sostuvo en 1954 contra el estadounidense Nate Brooks en la Plaza México, llena con 55 mil aficionados, además de gente que se quedó afuera por el sobrecupo en el coso de Insurgentes.
Macías le ganó a Brooks por puntos y se proclamó monarca gallo de la NBA (National Boxing Association), entonces el máximo organismo mundial.
Obtuvo el campeonato gallo de la República ante Beto Couray en 1953, el de la NBA ante Brooks y el mundial ante el tailandés Chamroen Songkitrat, en el Cow Palace de San Francisco, California. De su pelea con Brooks decía que le dejó una bolsa de 84 mil pesos, “un dineral en ese entonces”.
Su mejor bolsa fue contra Alphonse Halimi en Los Ángeles por el título mundial gallo, donde le pagaron 50 mil dólares.
Convivió con grandes figuras del deporte y del espectáculo en la década de los cincuenta, con personajes que gozaron del fervor popular, en fútbol Horacio Casarín, los toreros Silverio Pérez y Lorenzo Garza, los inmortales actores Pedro Infante y Jorge Negrete, los luchadores El Santo y Gori Guerrero.
La fama y fortuna no cambiaron su carácter. Siguió siendo una persona sencilla, dedicado cien por ciento al deporte y no fue atraído por vicios pese a las invitaciones que nunca faltan.
Raúl “explotó” la imagen que logró sobre los cuadriláteros y se dedicó a filmar películas con mensaje a la juventud y algunas telenovelas, además de ser dirigente deportivo y estar siempre pegado al PRI.
Presidentes desde López Mateos hasta Ernesto Zedillo rindieron pleitesía al “Ratón”.
En su filmoteca se encuentra “Buscando un campeón: El Ratón”, con enseñanzas para que los jóvenes no caigan en las redes de los vicios. Varias veces se manifestó con frases como “los golpes en el boxeo no hacen daño, son las drogas y el alcohol lo que perjudica, pero si tienes carácter no hay problema”.
Anécdota en Yucatán
En uno de sus viajes a Yucatán, caminando en los bajos de Palacio de gobierno, destacó que “cuando en un estado logran tener a cuatro grandes campeones mundiales como tuvieron ustedes, y de pronto deja de haber figuras, es que se hizo algo bueno que ha dejado de hacerse”.
Nunca más dicha la verdad. Tras la época dorada de Miguel Canto, Guty Espadas padre, Juan Herrera y Lupe Madera, solo han habido algunos destellos en el boxeo local.
A los 74 años de edad, el “Ratón” Macías murió de un paro respiratorio el 23 de marzo de 2009. Y nuevamente el que fuera ídolo cinco décadas antes apareció como protagonista de espacios de noticiarios y en las portadas de los periódicos. La gran mayoría lo presentaba con su inolvidable guayabera yucateca, que usaba en honor a su amigo Pedro Infante, y la sonrisa que el México que lo consagró le agradecía eternamente.— Gaspar Silveira Malaver
