• Arriba y abajo aficionados que, sin importar la lluvia, nunca dejaron de apoyar a los Leones. A la izquierda, Webster Rivas, receptor de los melenudos, intenta sacar de circulación al corredor de los Diablos Rojos

Tituló el Diario una de sus reseñas del último tramo de la temporada “El retrato de todo el año”, por la forma en que los Leones jugaron esa noche, que perdieron, y que fue como se comportaron a lo largo del calendario.

Bien podría repetirse el encabezado tras lo vivido anoche, en la despedida de las fieras de una temporada regular para el olvido.

Los Leones perdieron, fueron humillados en casa, no por exceso de juego de sus rivales, sino porque no supieron jugar béisbol.

El score es lo de menos. Perder 3-1 o por paliza a estas alturas daría lo mismo. Los Diablos Rojos no necesitaron más que esperar que les regalaban los Leones para terminar de enterrarlos. Y ahora sí, para el béisbol el Parque Kukulcán apagará sus luces en este 2025 de muchísimos contrastes.

Pero, como dijeron muchos, y está sustentado por las estadísticas, fue mejor que se cortara la campaña que seguir, pensando en que este equipo no tiene para competir. Ni béisbol, ni corazón.

¿Por partes? Veamos…

Imposible ganar si anotas sólo una carrera, bateas tres imparables. En cuatro juegos no lograron nada. Anoche sólo un jonrón de Yadir Drake y listo. Se fueron con el 1-0 hasta que en la séptima llenaron la casa con un out, pero Zach Remillard bateó línea a tercera y, en jugada suicida, quizá no bien pensada, Carlos Figuera se fue al plato desde la tercera base tratando de aprovechar una pitcheada mala que rebotó fuerte en el back stop y quedó cerca del receptor.

Imposible ganar si el pitcheo, en este caso el relevo, falla y falla. César Valdez lanzó seis grandes entradas y se fue a las regaderas con 82 pitcheos. Héctor Pérez sacó la séptima en tres y Edwin Escobar retiró la octava, pero volvió a la novena y puso la del empate en segunda. Otra vez la pesadilla en la novena. Entró Michael Feliz y vaya que hizo infelices a todos. Toleró primero rola de hit de Carlos Pérez que empató el juego. Y Ramón Flores siguió con doble al derecho.

¿Por qué no le dieron una entrada más a Valdez? ¿qué pasó que nunca pudieron producir carreras a la hora cero?

Escribieron muchos aficionados que a estos Leones les faltó garra, corazón, amor a la camiseta y muchas cosas más.

Habrá muchísimo tiempo en las largas vacaciones para analizarlo. Se sabe, cierto, cuáles son las causas. Habrá que hacer un recorte interesante para armar otro rompecabezas de un equipo que presumió su aureola de grande y terminó quedando a deber a su legión de seguidores.— Gaspar Silveira M.

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