feminicida de tahdziu

¡Fritos!

Ernesto Arévalo Galindo (*)

“No descuidemos eso, porque si caemos en manos de personas que solo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos fritos” —papa Francisco

Nuestra vida y nuestro entorno cada día están más contaminados por los tiempos tan violentos reflejándose en los constantes asaltos, violaciones, feminicidios, secuestros y asesinatos, por mencionar los delitos de mayor incidencia en México; mientras que los órdenes de gobierno no asimilan la trascendencia social, porque las políticas públicas y los recursos públicos están encaminados al Proceso Electoral de 2018.

Bien ha dicho el papa Francisco, en su reciente viaje apostólico que comprendió Chile y Perú, que “la política está enferma, muy enferma”, refiriéndose a la inmisericorde corrupción que agobia a la mayor parte de los pueblos de América Latina. La frase es una lápida para los propios gobiernos, cuyos mandatarios lograron “institucionalizar” la descomposición del servicio público para empoderar la delincuencia organizada.

México, nuestro México es claro ejemplo de los asaltos oficiales, de las violaciones oficiales, de los feminicidios oficiales, de los secuestros oficiales y de los asesinatos oficiales. Lo peor es que como sociedad nos estamos empezando acostumbrar a vivirlo como algo normal en nuestro entorno, porque los tiempos son diferentes, entre otros absurdos pretextos para enaltecer la frase: “La corrupción somos todos”.

Al menos en países como Perú, los expresidentes responsables del desastre nacional han sido encarcelados como Alberto Fujimori y Ollanta Humala, porque en México no son castigados. ¡No! Al contrario, suele recompensarles con una pensión “muy jugosa”, con impunidad de por vida y bautizando una escuela o arterias de comunicación con su nombre. “Respetados”.

Al empezar la efervescencia electoral por la Presidencia de la República, entre otros puestos de elección popular, los descalificativos de los precandidatos de las coaliciones y aspirantes independientes son los discursos diarios. Todos acusan a su opositor de corrupto. Por supuesto que todos, absolutamente todos, tienen algo de razón, porque todos han secuestrado y violado a la política.

Uno combatiente, otro un inútil, uno más incisivo y los demás, han denostado el deseo de servir, por no tener la sensibilidad de escuchar al pueblo; mientras que el valor de sus conductas, está entredicho.

La impunidad ha sido factor determinante para “institucionalizar” la corrupción y empeorar la situación del país. La aplicación de la ley es un tema político, no jurídico. Una manera burda de hacer creer a la sociedad que los malos pagarán hasta las últimas consecuencias todas sus fechorías, cuando realmente son “acuerdos políticos” con la ejecución de “métodos mediáticos”.

Indicadores fríos

Los indicadores delictivos son fríos; crueles. ¡Reales! Además, la impunidad que se percibe ante la implementación del Sistema de Justicia Penal Acusatorio es motivo de preocupación como lo manifestara el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, durante un encuentro de trabajo con el encargado del despacho de la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán.

En México un asaltante, un violador, un secuestrador y un asesino tienen más garantías individuales y jurídicas, que un ciudadano de bien.

Ya vienen las campañas políticas y los candidatos seguirán acusándose unos a otros de corruptos. Insisto: todos tienen algo de razón.

La política atraviesa por uno de sus momentos de mayor dificultad, porque caímos en manos de personas que solo entienden el lenguaje de la corrupción.

Al respecto, el Papa Francisco expresó: “estamos fritos”.

México dejó de ser el paraíso, para transformarse en el infierno.

Estamos “fritos”.— Cozumel, Quintana Roo

arevalo61@yahoo.com.mx

Periodista

 

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