¡Nosotros!
Ernesto Arévalo Galindo (*)
Hay cosas que sentimos en la piel, otras que vemos con los ojos, otras que nomás nos laten en el corazón —Carlos Fuentes, escritor, intelectual y diplomático mexicano
En nuestro México turbulento por la vorágine política que a diario degrada a los propios políticos, los ciudadanos somos espectadores de los acontecimientos, mayormente sin la intención de propiciar un verdadero cambio a nuestra nación. Nos sentimos muy cómodos criticando y juzgando, cuando deberíamos empezar por nosotros mismos, porque el problema está en nosotros, no nada más en la clase política.
Visualizamos el Presidente preparado, exigimos el Presidente honesto, anhelamos el Presidente tolerante, ansiamos el Presidente congruente, idealizamos el Presidente capaz, pedimos el Presidente justo y blasfemamos el Presidente austero. Un estadista; persona experta en asuntos de Estado y en política, de acuerdo con la definición.
Y si por las circunstancias del destino, los mexicanos tuviéramos la gran oportunidad de votar por el “Presidente perfecto” en la jornada electoral del próximo 1 de julio. ¿México cambiaría? Primero la siguiente pregunta: ¿Cambiaríamos nosotros? ¿Sí? ¿Realmente cambiaríamos nosotros? No él. ¿Nosotros?
Desde mis años de residencia en Ciudad de México y ahora en la isla de Cozumel no he dejado de conocer y ver a personas que viven de la corrupción (a costa del erario público), personas que presumen su inmunidad (como parte de la impunidad), personas que cultivan la mordida (como “tradición” nacional), personas que son violentas (como estilo de vida) y personas que son sectarias (para “etiquetar” a las demás).
No en pocas ocasiones al acudir a conocido restaurante (ubicado en pleno primer cuadro de la ínsula del Caribe mexicano) he atestiguado cómo algunos consumidores estacionan su vehículo en plena banqueta al grado de llegar a entorpecer la entrada y salida del negocio, y poner en riesgo la integridad física de los transeúntes, para comprar un café; lo anterior, a cualquier hora del día.
¡Así somos! Vuelvo a preguntar. Si tuviéramos la gran oportunidad de votar por el “Presidente perfecto” en la jornada electoral del próximo 1 de julio: ¿México cambiaría?; ¿Cambiaríamos nosotros? Y, si el “Presidente perfecto” nos lo pidiera: ¿Realmente cambiaríamos nosotros? ¿Sabemos lo que es el cambio?
Reflexión
Al ver un vídeo del “Diario de Confianza”, me llamó la atención la siguiente reflexión: “Sociedad que se niega sistemáticamente a asumir gran parte de la responsabilidad que tiene en todo este caos en que vivimos”. Cuando llega el momento de una elección, muchos inducen el voto; otros omiten su responsabilidad de votar libre y en secreto. Lo peor, cuando el abstencionismo es el ganador del ejercicio de la democracia.
Ah! Pero nos convertimos en todólogos; criticamos, pero no actuamos para remediar porque no es nuestra responsabilidad. El Presidente de México tiene la culpa, también el gobernador o el alcalde, según sea el caso. ¡La crisis es la clase política! ¡La crisis no es la sociedad! Aventamos la piedra y escondemos la mano. ¡Así somos!
Ya no somos mexicanos por orgullo, simplemente por nacimiento, porque nos avala un acta; ya no sentimos el potencial de ser mexicanos, porque nos devaluamos. Nuestras actitudes y aptitudes las hemos empleado para remar contra corriente, no para generar un verdadero cambio.
Ninguno de los presidenciables podrá exclusivamente solucionar toda la problemática nacional, porque necesitará de la sociedad, pero una sociedad firme, una sociedad con valores, una sociedad con educación, una sociedad con decisión, una sociedad honesta.
Dejamos de sentir en la piel a México. Dejamos de ver con los ojos a México. Dejamos de latir nuestro corazón por México.
¡Dejamos de ser nosotros!.— Cozumel, Quintana Roo
arevalo61@yahoo.com.mx
Periodista
