En vastas regiones de México, un país que atraviesa una profunda crisis de libertad de expresión y derechos humanos, la tarea informativa vinculada al cubrimiento de temas sensibles se ha convertido en muchos casos en un acto heroico, desafiando la violencia del crimen organizado y la corrupción en un clima dominado por la impunidad.

Durante un reportaje reciente, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Roberto Rock, afirmó que México “ya está en la línea roja de los países con una alta restricción de la libertad de prensa”.

En un país donde los altos índices de impunidad y la corrupción representan desafíos sistémicos, la labor del periodismo independiente para revelar la opacidad gubernamental suministra a la comunidad información que resulta imprescindible para valorar el desempeño de sus líderes y la transparencia de sus actos.

La seguridad de los periodistas, en un país que figura entre los más peligrosos del hemisferio para el ejercicio del periodismo se ha vuelto un reto para los medios en un contexto donde las autoridades no garantizan condiciones mínimas de seguridad.

Castigado

En un ambiente tan contaminado, el castigado periodismo independiente continúa desempeñando un papel decisivo en la integración de comunidades, valiendo como contrapeso a la autoridad y promoviendo el debate público.

Teniendo en cuenta la importancia que ha adquirido la seguridad de periodistas en el contexto cual, en ocasión de la reciente Asamblea General organizada en la Ciudad de México, la SIP lanzó un proyecto piloto, denominado Redacciones + Seguras, con el objeto de brindar apoya a medios en situación de vulnerabilidad —producto del contexto en el que desarrollan su trabajo informativo—, para orientarlos a delinear e implementar protocolos internos de seguridad.

La idea de la SIP, en esta iniciativa que cuenta con el apoyo de Google, es fomentar una cultura de prevención y protección para periodistas y otros empleados de medios que contribuyan a la disminución de agresiones contra reporteros, editores o instalaciones de medios de comunicación.

Garantizar la seguridad de periodistas y medios de comunicación es vital. No solamente porque la inseguridad afecta a un sector en particular, en este caso el periodismo, sino por el perjuicio que trabajar sin garantías genera para toda la comunidad.

La misión de la prensa libre es mantener informada a la sociedad. Y que el conjunto de ciudadanos mexicanos, no importa el lugar donde residan, pueda acceder a información sobre temas que afectan su vida diaria y participar de manera activa en una discusión sobre las cuestión de interés nacional, que es la piedra angular del sistema democrático.

En la actualidad, lamentablemente, esa posibilidad se encuentra restringida por los factores antes detallados.

El fracaso de las autoridades en esta materia es evidente y se ve agravado por la apatía para adoptar medidas efectivas y, en especial, por la intolerancia que exhiben frente a las críticas que reciben.

La falta de voluntad política para priorizar una cuestión esencial en el máximo nivel de gobierno está produciendo, en consecuencia, un fuerte debilitamiento institucional.

Lo que está en juego es nada menos que la salud de la democracia mexicana.— Ciudad de México.

*Director Ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)

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