Benny Ibarra lo confiesa: sigue viendo a su primer amor. Su nombre: el teatro.

“Soy una persona que creció en el mundo del teatro más que en el de la música. Si bien mi madre y mi padre son cantantes, para cuando aparezco en el mapa ellos ya estaban produciendo mucho teatro”, recuerda.

“En los primeros 10 años de mi vida todos los fines de semana estuve en camerinos; me cuidaban las de maquillaje o las de vestuario, los tramoyistas, los de las luces, los del audio o los otros actores. El teatro sigue siendo mi primer gran amor”, dice a Diario de Yucatán.

Por esa razón no debe ser extraño verlo subir al escenario para actuar, en lugar de cantar, en “Novecento”, el monólogo que presentará el próximo sábado 28 en el auditorio de La Isla.

Benny realizó en 2019 en Ciudad de México una temporada de funciones de la obra, basada en el texto de Alessandro Baricco y dirigida por Mauricio García Lozano. Al año siguiente los planes de llevarla de gira se suspendieron cuando se declaró la pandemia de Covid-19. Pero en ese mismo 2020 hubo oportunidad de representarla en línea y en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Con las experiencias transcurridas desde el inicio de la crisis sanitaria mundial, la manera de abordar la historia cambió para Benny Ibarra. Cuando unos meses después de que empezara el confinamiento “me volví a acercar al texto, a reaprender las líneas y la corporabilidad, descubrí un ‘Novecento’ completamente distinto tal vez porque estábamos en un momento de mucha introspección, porque ese encierro lo comparé con el que se autoinflige Novecento”.

Se refiere al personaje principal del monólogo, Danny Boodman TD Lemon Novecento, pianista fuera de serie nacido en el trasatlántico “Virginian”, del que nunca quiso bajar. Su historia es relatada por un trompetista de jazz, amigo del singular músico.

Con la reclusión impuesta por la pandemia “había más paralelismo entre mi vida cotidiana como ser humano y lo que había vivido mi personaje; las frases tenían otro sentido, me ayudaron a personalizarlo de una manera más profunda”.

“Otro gran personaje”

La producción que se lleva de gira “no es muy protagónica”, admite Ibarra en referencia a la austeridad de la escenografía. Sin embargo, se respetan “dos elementos que son muy importantes: la iluminación de Víctor Zapatero y el diseño sonoro que me acompaña durante la puesta, que es el otro gran personaje en escena”.

“El texto es tan descriptivo, te echa a andar la imaginación de una manera tan rica que se dejó correr la obra sin necesidad de tantos otros elementos”, afirma. “Buscamos que la concentración del espectador se fuese directamente al texto y la interpretación del actor, las luces y el sonido. La emotividad sigue intacta; es más, a lo mejor está aumentada”.

Aunque lleva una vida presentándose ante el público, para el que es más conocido por su trabajo como músico, Benny Ibarra asegura que “me la paso muy bien en el escenario como actor”.

“Me divierto mucho, es un gran reto porque un monólogo requiere muchísima concentración, no te da tiempo de divagar, tienes que habitar el presente de una manera muy estricta, se convierte en un verdadero ejercicio de meditación”.

“Al principio fue aterrador porque es un texto vasto, hay que aprenderse muchas líneas, pero de la mano del equipo de producción (Tercera Llamada), del maestro García Lozano, me di el tiempo para hacerlo. Decidimos no hacer ‘Novecento’ hasta que estuviera cien por ciento seguro de que la tenía bajo la piel y el resultado fue muy entrañable para todos”.

“Ya es parte de mi ADN”, considera Ibarra. “Es muy fácil volver a habitar el monólogo. Confías en las palabras, en la maestría de Baricco como escritor, de Mauricio como director, y en mis habilidades para interpretar. No canto en esta puesta, pero sí involucra mucho mi músculo musical”.

Ni cantante que actúa ni actor que canta; Benny Ibarra se ve a sí mismo como artista. “Las veo como disciplinas muy similares, al final es un ejercicio para conmover a las personas utilizando la herramienta del arte”, apunta. “Cuando canto hay parte de mí que está actuando, cuando actúo hay una parte muy musical que me lo facilita”.

¿Será igual el teatro después de una experiencia como la de los últimos dos años? Benny Ibarra cree, espera y desea que no. “En todos los rubros la pandemia nos dejó muchísima tarea para mejorar, evolucionar como raza, darnos cuenta de lo vulnerables que somos y lo pequeño que es el mundo”.

“El arte”, continúa, “fue la medicina principal que nos mantuvo a flote, que nos dio vida durante el encierro y ahí están las pruebas: se están agotando las entradas a las salas de teatro, conciertos; la gente está ávida de entretenimiento, distracción”.

“Creo, espero y deseo que el teatro y la música hayan ganado puntos en el corazón de la humanidad y los valoren como algo que es realmente un bálsamo. Esperemos que la gente valore más a sus artistas, apoye más al teatro, sobre todo en México, donde es una industria complicada”, manifiesta.

Otros proyectos de Benny Ibarra

Además de hacer la gira de “Novecento”, Benny trabaja en un disco, participa en los espectáculos “90’s Pop Tour” y “Cumbia Machine”, y “me han ofrecido hacer más cine y teatro”, revela. “Somos afortunados de vivir profesionalmente de lo que era nuestro hobby de pequeños; esperemos que la gente esté más receptiva que nunca”.

Con los yucatecos mantiene “una linda relación” desde que Timbiriche ofreciera en Mérida el primer concierto de su historia, que ya suma 40 años.

“Es un lugar al que quiero, que espero y sé que me van a acompañar en esta presentación de ‘Novecento’. Me muero ya de ganas de que la banda me vaya a apoyar”.— Valentina Boeta Madera