En el centro histórico de Mérida sobreviven al tiempo tres retablos coloniales: son los de las iglesias de Nuestra Señora de la Candelaria, El Jesús (Tercera Orden) y Nuestra Señora de Guadalupe (San Cristóbal).
Muchos templos del primer cuadro de la ciudad perdieron los suyos por circunstancias históricas, políticas e, incluso, religiosas, explica el historiador Ángel Gutiérrez Romero. Estas estructuras eran fundamentales para la construcción de una iglesia, pues decoran los altares y las capillas. En Mérida se ha perdido la mayoría de los retablos originales de los templos más antiguos, lo que sucedió sobre todo a principios del siglo XX, como consecuencia de la incautación de esos edificios religiosos.
La Candelaria

Hay quienes afirman que el único retablo colonial que se preserva en Mérida es el de la Candelaria. Esto, señala Gutiérrez Romero, no es exacto, porque hay otros dos de la época. El retablo de la Candelaria es de estilo barroco salomónico y muy probablemente se trata de una pieza de finales del siglo XVII o principios del XVIII. La iglesia fue concluida en 1706, de manera que es muy probable que su retablo tenga la misma temporalidad. Está dedicado a la advocación mariana de la Candelaria.
Gutiérrez Romero recuerda que en 1915 ingresó a Yucatán el ejército constitucionalista de Salvador Alvarado, que incautó y saqueó iglesias. El de Candelaria se salvó porque el sacerdote encargado del templo lo había mandado pintar de blanco y esto “engañó” a los soldados. Otros dicen que la estructura fue escondida bajo un cortinaje, lo que la hizo pasar inadvertida.
El historiador apunta que el de la Candelaria sí puede considerarse el retablo más antiguo que se conserva en Mérida.
San Cristóbal

En el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en el barrio de San Cristóbal, hay un retablo de características particulares, porque está hecho de piedra. Debido a que el altar mayor de la iglesia está decorado con cortinaje, su retablo en ocasiones pasa inadvertido. Es probable que la pieza sea de 1796, es decir, del siglo XVIII, cuando se concluyó la construcción de San Cristóbal.
Se sabe que la edificación del templo estuvo a cargo del arquitecto Santiago Servian, de manera que es probable que el retablo también haya sido su obra. “Es muy interesante: por los cambios de estilo arquitectónico es neoclásico y está hecho en piedra”, destaca.
El Jesús

A diferencia de lo que ocurre en Candelaria y San Cristóbal, donde están colocados en el altar mayor, el retablo de El Jesús se encuentra en el lateral sur. Probablemente sea una pieza del siglo XVIII, de estilo barroco. Está dedicado a la Anunciación y algunas fuentes señalan que perteneció al antiguo convento o iglesia de la orden de frailes franciscanos.“Es una bonita pieza de madera sobre dorado o doradura de hoja de oro, como el de la iglesia de la Candelaria”, explica Gutiérrez Romero.
El historiador, especialista en temas de arte sacro y colaborador de la Arquidiócesis de Yucatán, reitera que solamente estos tres retablos de la época colonial se conservan en la ciudad.CatedralEn ese sentido, apunta que en la capilla del Divino Maestro de la Catedral hay un par de retablos a los que se les conocía como “retablos hechizos”, porque están fabricados con fragmentos de piezas antiguas. La diferencia con los otros tres es que no son de manufactura original.
Ángel Gutiérrez recuerda que la Catedral tuvo un gran retablo que fue destruido en 1915, como también lo fueron los colaterales que tenía el templo. La Catedral tiene retablos posteriores, uno de ellos dedicado a la Santísima Trinidad y otro a la Inmaculada Concepción. Fueron realizados en el siglo pasado por el maestro Francisco Mena, escultor y retablista yucateco que se hizo cargo de muchos trabajos para iglesias y capillas a partir de la década de 1940. El actual retablo mayor principal de El Jesús es obra de ese escultor, como lo es igualmente el del santuario de Nuestra Señora de Izamal en ese municipio.Ángel Gutiérrez, integrante de la Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica, afirma que también se conserva un grupo de retablos en la iglesia de San Juan Bautista de estilo neogótico, probablemente de principios del siglo XX.
Son obra de otro maestro yucateco, Donato Pech Cambranes, creador de muchas obras importantes, entre ellas el retablo de Santiago Apóstol.Fuera de MéridaEl historiador indica que fuera de Mérida se preservan bellos retablos coloniales, como en Maní, Maxcanú, Calotmul y Tabi, que fueron hechos en los siglos XVII y XVIII.
Añade que después de la celebración del Concilio Vaticano II, que implementó reformas en la liturgia de la Iglesia, muchos párrocos quisieron adaptar sus templos a la modernidad y retablos que se habían mandado instalar décadas antes fueron desmantelados para que en los templos hubiese muy pocos elementos visuales.“Estas cuestiones responden a un momento de la historia del arte, pero principalmente de la historia de la Iglesia”.
Los templos coloniales debían tener retablos, eran una parte fundamental de las construcciones, subraya.Su fabricación, continúa, era costosa para la comunidad, ya que su conservación requería una fuerte inversión. Esto se justifica porque con un medio ambiente como el que hay en Yucatán las piezas de arte sacro están expuestas a la acción de murciélagos y termitas.Sobre el mantenimiento de los retablos, Gutiérrez Romero afirma que el de la Candelaria fue restaurado por especialistas del INAH con el patrocinio de la asociación civil “Adopte una obra de arte”.
La limpieza, el cuidado y la vigilancia cotidiana de estos bienes culturales están a cargo de cada uno de los párrocos. Por su parte, la Dimensión de Arte Sacro de la Arquidiócesis monitorea el mantenimiento de las obras.
Es un trabajo delicado
El retablo colonial más antiguo de Mérida es el de la Candelaria, recuerda la doctora Gabriela García Lascurain Vargas, egresada de la Escuela Nacional de Restauración de Ciudad de México, de la que fue profesora en la especialidad de escultura y retablos.
Durante la Revolución se perdieron muchos de ellos, además de que el clima de Yucatán, las plagas y las recomposiciones a lo largo del tiempo no favorecieron su conservación, añade la colaboradora de la Dimensión de Bienes Artísticos, Arte y Arte Sacro de la Arquidiócesis.
“Van cambiando los estilos, las épocas, las modas y, acorde con la iconografía religiosa, van cambiando las formas constructivas y modificando los retablos”.
“De aquéllos muy antiguos de los siglos XVI y XVII quizá quedan fragmentos y están en museos, como el de Dzibilchaltún”, añade la doctora en Historia del Arte por la UNAM.
Conforme pasaba el tiempo también se iban desmantelando y en ese entonces no había legislación para protegerlos como ahora.“Ha habido muchos remozamientos, muchas imágenes pintadas y a veces no se puede determinar de qué época son”, admite.
De los retablos de la Catedral, del siglo XVI o XVII, ya no hay vestigios ni información, añade. “Había un retablo barroco del siglo XVIII en el altar, se perdió y habría que hacer un estudio de los fragmentos”.
Otro retablo antiguo es el de Santiago Apóstol, tal vez del siglo XIX, que es recompuesto porque las columnas indican una temporalidad anterior. El de San Juan Bautista fue hecho en Valencia en 1905 con estilo neogótico. Una compañía española de artículos religiosos tenía un catálogo para elegir entre diseños y así encargarlos.Se cree que todas las iglesias coloniales de Mérida tuvieron retablos.
La experta afirma que los retablos que se conservan en la ciudad son más fáciles de mantener que los de otros municipios. “Trabajamos cuando se detecta un problema en el retablo: una plaga, un desajuste o algo que necesite intervención. Nos hacen la solicitud y siempre tenemos que participar al INAH de las propuestas”.
A veces el INAH tiene presupuesto para realizar el trabajo, “pero por lo general hacemos un proyecto, lo presentamos al INAH y nosotros vemos la ejecución; a veces es compartido.
Eso cuesta, y en la propuesta se hace un presupuesto y el tiempo de la intervención”.Se podría desmantelar un retablo pequeño, pero por lo general se va al lugar a restaurarlo.
“Tenemos trabajos pendientes en el interior del Estado (con imágenes religiosas), pero no contamos con manos. Estoy solicitando restauradores especializados con titulación”.
“De los retablos de Mérida no nos han informado de algún problema, se mantienen en buen estado; son más bien imágenes, un lienzo o alguna escultura” los que requieren restauración.La experta ha dado charlas a seminaristas sobre conservación preventiva, detección de problemas y limpiezas.
“El INAH ha hecho talleres con sacerdotes. Se aconseja que se haga (la limpieza) con brocha de tela suave, de arriba hacia abajo, y nunca con aspiradora directamente”.
El mantenimiento cotidiano está a cargo del sacerdote, siempre con asesoría. “Nunca se debe usar el trapo húmedo sobre la madera porque se lleva el oro del recubrimiento. No hagan intervenciones de repintes y remozamientos por su cuenta”, advierte. Revela que casi siempre la gente y los custodios de una imagen o un retablo reúnen recursos para solventar alguna restauración y también el sacerdote colabora










