Republicanos contra Demócratas. O mejor dicho, seguidores del elefante contra simpatizantes del burro.
Así es el tono más coloquial de las elecciones en Estados Unidos, donde solo hay dos partidos políticos, con su tendencia conservadora o liberal.
Y no se trata de una broma o la intención de denostar al rival; los partidos políticos se identifican con las imágenes de estos animales.
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Pero ¿cuál es el origen de esta fijación por paquidermos y asnos?
El presidente terco cual burro
Los orígenes del símbolo del burro se remontan a 1828, con el demócrata Andrew Jackson (1829-1837) al frente de la nación.
En este período, los adversarios políticos del presidente comenzaron a utilizar la imagen del burro para hablar de él debido, decían sus detractores, a “su terquedad y su propensión a reaccionar de manera impetuosa“.
Resulta que Jackson estaba empeñado en rechazar la ley que serviría para aprobar la creación del Banco Nacional.

La alegoría ya estaba creada y a partir de ahí, los medios de comunicación más críticos se encargaron de difundirla rápidamente a través de caricaturas y viñetas satíricas en las que solía dibujarse al presidente Jackson con cuerpo de burro.
No obstante, la persona que acabó haciendo del asno el símbolo de identidad del Partido Demócrata fue Thomas Nast, caricaturista de la revista Harper’s Weekly.
Nast es el creador del Tío Sam y de la imagen actual de Santa Claus. Se le considera uno de los padres de la caricatura política en Estados unidos.
Debido a la gran difusión de Harper’s Weekly y el prestigio de Nast como autor, la imagen del asno se posicionó rápidamente en la memoria colectiva estadounidense.
De la caricatura al símbolo
Nast trabajó para Harper’s Weekly, con sede en Nueva York, en un momento en que las caricaturas políticas tenían el poder de moldear la opinión pública.

Una de sus caricaturas, titulada “Live Jackass Kicking a Dead Lion”, hizo la conexión entre los demócratas y el asno.
El burro está vinculado a los medios de difusión de una fracción de demócratas del Norte que se oponían a la guerra civil estadounidense; a este bloque se le llamaba “copperhead papers“.
El asno aparece pateando a un león, que representa al exsecretario de Guerra Edwin Stanton, quien murió en 1869.
Le dan la vuelta
Cuando la comparación ya estaba irremediablemente extendida, al Partido Demócrata no le quedó más remedio que incluir este símbolo en su discurso, aunque dándole la vuelta para aprovechar las virtudes del animal, del cual subrayó su afán de trabajo, dedicación, humildad y ternura.
El propio Andrew Jackson supo sacarle partido a su supuesta testarudez: destacaba que era un “hombre de pueblo” y que al igual que el burro con el que se le comparaba y del que decía sentirse orgulloso, él también era “modesto y trabajador“.
Así fue como los demócratas acogieron definitivamente al burro como símbolo electoral y destacaron su empecinamiento como un valor seguro en la lucha contra la corrupción y el elitismo.
Y de ahí en adelante, la costumbre se hizo ley.
Sin embargo, el Partido Demócrata nunca tomó oficialmente al asno como imagen de ese instituto político.
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El paquidermo republicano
El caso republicano tiene mucha menos anécdota y leyenda.
Poco tiempo después de la aparición del burro demócrata, de nuevo Thomas Nast buscó crear una versión para el partido opuesto, al que percibía inteligente pero demasiado dócil, torpe y fácil de someter; por eso, no encontró mejor candidato que el famoso elefante.

Como sucedió con los demócratas, la figura del elefante pronto se consolidó como imagen de los conservadores y de manera idéntica a sus rivales, los miembros del Partido Republicano intentaron anular las características negativas identificándose en seguida con el gran mamífero por su “templanza, prudencia y naturaleza bondadosa“.
Consolidación del elefante
A una caricatura de 1874 (“Third-term panic”) a menudo se le atribuye la popularización del elefante como símbolo del Partido Republicano.

En los meses previos a las elecciones intermedias, el diario New York Herald, que respaldaba a varios candidatos demócratas, había difundido el rumor de que el presidente republicano Ulysses Grant evaluaba postularse a un tercer mandato en 1876.
No se trataba de algo ilegal en los días anteriores a la vigésimosegunda enmienda, pero definitivamente mal visto.
Nast, un orgulloso partidario republicano, dibujó al Herald como un burro envuelto en la piel de un león, asustando a los otros animales con historias salvajes de una dictadura de Grant.
Entre estos animales se encuentra un enorme elefante, llamado “El voto republicano”, que parece estar a punto de caer por un precipicio.

Al igual que los mejores caricaturistas, Nast ridiculizaba a su propio bando casi tan alegremente como a sus oponentes, y así, reimaginó al Partido Republicano como una criatura débil y asustada que constantemente avanzaba pesadamente en la dirección equivocada.
Así es como ambos símbolos han seguido ligados a los dos partidos dominantes de Estados Unidos a lo largo de las décadas (casi 150 años), aunque hay excepciones.
En algunos estados como Kentucky, Oklahoma u Ohio, los demócratas adoptan ocasionalmente también la imagen del gallo para identificarse, y los republicanos utilizan el águila.

Con información de CNN, Cadena SER y AP
