Imán para el turismo.- Crear arrecifes artificiales para favorecer nuevos ecosistemas, mejorar el hábitat marino y fomentar el submarinismo, sugerencia para atraer más visitantes a Yucatán

Como un cofre en el fondo del mar que se abre y muestra los tesoros que guarda en su interior, así describen los socios del club de buceo Muk Haa’ las experiencias que viven desde hace 18 años.

La afición por sumergirse en el fondo de las aguas de los mares surgió primero en los más conocidos y cercanos a los litorales de Yucatán, después en los que integran la Península y los cenotes que forman un cinturón de ecosistemas diversos en buena parte del territorio local.

En la última entrega de la entrevista con los más de 20 integrantes del círculo de buzos fundado en 2000, hacen un llamado a las autoridades nacionales y regionales a considerar, basados en sus vivencias en otras partes de la geografía mundial, a crear arrecifes artificiales a lo largo de las costas yucatecas, con aviones, barcos o trenes inservibles o ruinosos, con un doble objetivo: crear nuevos ecosistemas alrededor de esas maquinarias, como medida de mitigación a los impactos ambientales ocasionados al hábitat marino por las redes de arrastre y la sobrepesca con arte de pesca tradicional, y crear un sitio que sea un imán para el turismo, particularmente para los aficionados al submarinismo.

Mundos marinos

Además, los integrantes del club se refieren a otros sitios del planeta donde también se han zambullido para indagar lo que a simple vista pocos tienen la oportunidad de conocer y disfrutar plenamente.

Un rápido repaso a los mundos submarinos que han explorado los integrantes del club de buceo Muk Haa’ ofrece una idea de las maravillas de flora y fauna, de belleza insospechada y de mitos que a lo largo de casi dos décadas han descubierto.

Entre la relación de ríos subterráneos que han explorado los buzos destacan el Noh Mozón (Tecoh), Sabak Há (Sacalum), Yaxhá (Cacao) y los llamados siete cenotes (Sotuta), todos en municipios yucatecos.

En el Caribe, los buzos amigos, en algunas ocasiones acompañados de sus familias, sobre todo de sus hijos, se sumergieron en aguas de San Pedro, Belice, en 2001 y 2002; Cienfuegos, la Perla del Sur de Cuba, en 2003, y en las entrañas marinas de la isla de Utila, Honduras (2015).

En el océano Pacífico profundizaron, en 2004, el archipiélago de las Islas Galápagos, a 960 kilómetros de las costas occidentales de Ecuador. También en Revillagigedo, un grupo de islas pertenecientes a Colima, a unos 970 kilómetros al oeste de Manzanillo, en 2015.

Además, en Baja California, en isla Guadalupe, ubicada a 241 kilómetros de la costa de la península, y en Cabo Pulmo, un Parque Nacional en la región del mar de Cortés, ambas en 2016.

 

Antigua creencia

“En isla Guadalupe gozamos de la experiencia de nadar junto a tiburones blancos sin temor alguno. Es un mito que atacan al ser humano solo por el hecho de ser depredadores. Si se les respeta su entorno no se meten con los humanos”, afirman Raúl Trava Barrera y Aarón Díaz López, uno de los pioneros e instructor del club de buceo, respectivamente.

En mayo pasado, los integrantes del club Muk Haa’ decidieron cruzar el Atlántico. Su destino ahora bucear en el Mar Muerto, en Egipto, y eligieron como punto de partida Sharm el-Sheij, un pequeño pueblo pesquero que con el paso del tiempo se convirtió en una base naval egipcia. Hoy es un lugar de recreo donde acuden aficionados y profesionales al buceo y el esnórquel de todo el mundo.

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Barco y delfines

“En las profundidades del Canal de Suez no solo es posible nadar junto a delfines, sino también admirar un barco inglés que fue hundido durante la Segunda Guerra Mundial en ese sitio por la artillería de aviones alemanes, y ahora es parte de un arrecife natural donde hay todo un ecosistema marino de gran valor y es un verdadero atractivo para el turismo”, cuenta Jorge Carrillo Sáez, integrante del club.

El barco, “Thistlegorm”, construido originalmente por los escoceses fue requisado por la Real Marina Británica para apoyar a los aliados en la conflagración mundial. Cuenta la historiografía que en septiembre de 1941, después de tres viajes con éxito a Estados Unidos, Argentina y las Antillas Holandesas, halló su último y fatal destino en el Canal de Suez. Su última travesía comenzó en Glasgow. Ahí partió con un cargamento de rifles, municiones, partes de aviones, botas, camiones, locomotoras, tanques, motos y túnicas para la campaña en el norte de África. Sin embargo, un escuadrón de aeronaves nazis, que controlaban el Mediterráneo, lo hundió.

A mediados de la década de los años 50 del siglo anterior, el explorador francés Jacques Cousteau, con ayuda de pescadores locales, dieron con el “Thistlegorm” que se convirtió en uno de los sitios obligados para los buzos que provienen de todo el mundo para admirar cómo quedó la embarcación, con parte de su cargamento intacto.

“Al igual que en Egipto y otras partes del mundo, las autoridades mexicanas, yucatecas deberían considerar formar arrecifes artificiales en las costas de Yucatán. Hay aviones, trenes y barcos antiguos, en desuso que bien podrían ser utilizados para un doble fin. Por una parte crear zonas de ecosistemas para la flora y fauna marinas, y también para convertirse en un atractivo turístico que atraiga a visitantes de todo el mundo”, insiste Carrillo Sáenz.

Nuevas travesías

Con un bagaje de experiencia y destreza, ahora los más de 20 integrantes del club de buceo Muk Haa’ se ponen nuevas metas para cumplir.

El próximo año ya tienen en mente viajar a algún punto de Indonesia, entre el sudeste asiático y Oceanía, donde las más de 17,500 islas ejercen una fascinación sobre los amantes del buceo, por la amplia gama de ecosistemas marinos, incluyendo playas, dunas, estuarios, manglares, arrecifes de coral y campos de algas que rodean el archipiélago.

A pesar de que restan dos meses para que llegue el nuevo año, los amigos del club de buceo, inquietos, en espera de la próxima aventura en el otro extremo de Yucatán, tranquilizarán sus ansias sumergiéndose en las costas de la Península y en los cenotes locales que también les seducen, por sus condiciones distintas a explorar en el fondo de cualquier mar abierto.

Los buzos del club Mak Haa’ son, además de los precursores, Trava Barrera, Carrillo Sáenz, Díaz López y Abdala Farah Medina, los hermanos Jorge, Emilio y Gabriel Colomé Ruiz, Jorge Escobedo Bernes, Ángel Pino Ancona, Ignacio Vado Alonso, Rafael Acosta Solís, Roberto Quintal Novelo, Jesús Martín Lugo, Roberto Quintal Novelo, Fernando Torres Ortegón, José Rosado Pasos, Alfonso y Juan Miguel Castro López, Jorge y Ricardo Medina Rodríguez y David Domínguez, entre otros.— Carlos F. Cámara Gutiérrez / @carloscamarag

 

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