La cantante Joy Huerta y Bernice Albertine King

Denuncia y crítica al Congreso en la Cumbre de la Paz

Joy Huerta y Miguel Bosé se enfrascaron en breve debate que en su punto más álgido pareció una discusión. “No es por llevarle la contraria a Miguel, pero no estoy de acuerdo con eso de clasificar a las personas en buenas y malas”, expresó la compositora y cantante. “Yo creo que no hay buenos y malos, sino que todos se comportan a veces bien y otras mal”.

“Claro que hay personas malas y buenas, y lo ejercen, es un hecho, una realidad”, replicó enfático el español antes de que su compañera terminara de expresar sus ideas. “Y sí me estás llevando la contraria”, le lanzó.

En tono jocoso intervino la moderadora Yuriria Sierra para aclarar que Miguel y Joy estaban “Celebrando la diversidad”, justamente el nombre elegido para el panel de ayer en la tarde, de 3 a 4:30 pm, en la XVII Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, en el nuevo Centro Internacional de Congresos, en avenida Cupules con calle 60.

Con expresiones de simpatía escuchaban y asentían Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz, y Bernice Albertine King, hija del activista estadounidense defensor de los derechos civiles Martin Luther King.

Por lo demás el foro fue todo armonía y cordialidad aunque no sin su dosis de polémica y denuncia, especialmente contra el Congreso del Estado de Yucatán por negarse a aprobar el matrimonio igualitario.

Miguel y Joy se mostraron extrañados de que los legisladores yucatecos se nieguen a reconocer lo que incluso la Suprema Corte de Justicia ya avaló.

Joy deseó que los diputados recapaciten “para que Yucatán pueda estar a la vanguardia” en el tema de la diversidad tal como lo están en otros muchos temas.

También Rigoberta abogó por la comunidad LGBT+, y dijo que no abordar los temas que le interesan y preocupan es doble moral.

“Un ser humano escondido no es responsable. Estamos aquí porque somos diversos, porque somos seres humanos”, expresó la Nobel de la Paz de 1992.

Yuriria preguntó sobre por qué el miedo a las diferencias y el deseo de un gobernante de construir muros y despreciar a los migrantes.

Para Bernice, la discriminación racial y la “supremacía blanca” no reaparecieron ahora, sino que “siempre estuvieron ahí”.

“Cuando elegimos a Barack Obama, pensamos que esos problemas ya estaban superados. Mi madre decía que la lucha por los derechos es un proceso interminable, llegar a la justicia, a la paz, llegar a la igualdad es algo por lo que tenemos que luchar en cada generación”.

“La gente buena tiene que ser muy persistente porque siempre el mal trata de interrumpir el bien. El bien tiene que ser persistente y contundente”.

Rigoberta manifestó su desacuerdo con la política antimigratoria. “¿Quién no es migrante en este mundo? Todos los somos de algún modo por nuestros antepasados”.

La guatemalteca aclaró que no condena a Trump. “Condenamos la conducta, no al ser humano”. Después de los aplausos, aventuró: “Tal vez si me conoce, lo saludo, le sonrío y platicamos, las cosas pueden cambiar”. (Más risas).

Sin embargo, aclaró, eso de cambiar una actitud negativa es como el alcoholismo. “El remedio depende del alcohólico, si quiere o no quiere cambiar”.

En las conclusiones, Rigoberta invitó a “que nuestra vida se convierta en una enseñanza para los demás, en ejemplo de respeto. Tratemos de enseñar con nuestra vida. Hay luchas que solo se ganan con el ejemplo de vida”.

Recomendó no desgastarse tratando de cambiar a los adultos, sino “mejor enfocarse en los chiquitos”.

Hizo algunas sugerencias: “Cambiemos los conceptos, no digamos ruinas, digamos templos; no digamos artesanías, sino bellas artes. Entonces los turistas sabrán que aquí tenemos templos y bellas artes”.

Bernice redondeó: “Todo mundo quiere ser tratado con dignidad (…) Somos seres espirituales, eso es lo que importa, la fortaleza, el carácter. No aceptemos etiquetas. Mostremos nuestra esencia espiritual, la llevamos en el corazón, se trata del amor. Estamos comprometidos con la paz. No se puede tener paz sin amor”.— Luis Alberto Luna Cetina

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