Eduardo Enrique Ceballos Castillo colecciona autos a escala, que guarda como un tesoro en su vitrina
Eduardo Enrique Ceballos Castillo colecciona autos a escala, que guarda como un tesoro en su vitrina

Un coleccionista no acumula objetos, sino recuerdos que dan vida a su pasión, señala Eduardo Enrique Ceballos Castillo, quien colecciona autos a escala de todo tipo, lo cual ha hecho durante los últimos 20 años.

Desde que era pequeño adquirió este pasatiempo gracias a su hermano, quien siendo mayor que él por 14 años le mostró un mundo que lo dejó maravillado.

En su niñez fue complicado tener juguetes, pues en aquel entonces “había escasez en la casa. Tener juguetes en la casa era un verdadero sacrificio, por lo que adoraba los míos, especialmente los carritos”.

“Tanto mis juguetes como los de él estaban en tan buenas condiciones que aguantaron muchos años. Tenía en mente esos juguetes, los carritos con los que crecí y otros carritos que hasta mis amigos tenían”, comentó Ceballos Castillo al recordar lo que más tarde sería parte de su gran afición como coleccionista.

Luego recordó cómo pasaba por las jugueterías y veía los carritos, pero al crecer sus prioridades cambiaron. “Tenía que priorizar y comprar pañales”.

Sin embargo, nunca abandonó la idea de tener una colección y continuó sus esfuerzos por conseguirla.

“No me quedé con las ganas y desde 2005 comencé mi colección, que ahora supera los 2,000 autos coleccionables y sigue creciendo. Son carritos de los años 50, 60, 70”, explicó.

“Siempre busco que los carritos tengan un detalle en particular, como una figurita del chofer o autos que hasta traen ganado, como vaquitas”, refirió.

“Esa era una característica de los juguetes de esa época. Algunas marcas hacen reediciones de estos modelos, pero lo fuerte realmente fueron esos autos de épocas pasadas, como los Lesney, Corgi y Majorette”, dijo.

Eduardo Ceballos Castillo señaló que lo más importante de ser coleccionista es no desesperarse.

A veces, por conseguir un objeto algunas personas se aprovechan y cobran precios exagerados. Por eso, la paciencia y pagar lo justo son clave, compartió.

Hoy día es más fácil para los jóvenes conseguir carritos como los de “Rápido y Furioso” o más actuales, ya que hay un boom del coleccionismo. Los autos clásicos son otra historia, pues algunos pueden valer más de $1,000, dijo.

“Es algo que a mí, en lo particular, me llena mucho”, expresó. Un gusto que nació en su niñez y que de adulto continúa con orgullo.