Durante un siglo de historia, Diario de Yucatán ha sido mucho más que un medio de comunicación; ha sido compañía, voz, referente, y en gran parte de su historia impresa ha necesitado de una figura clave para llegar a los lectores cada mañana: los voceadores.
En el marco del 100 aniversario del periódico, celebrado el 31 de mayo pasado, 25 veteranos de esta noble labor compartieron sus historias, marcadas por la entrega, el sacrificio y el profundo orgullo de portar en las manos las noticias de cada día y que, sin su invaluable labor, cientos de noticias e historias jamás hubieran podido llegar a las manos de los lectores.
Manuel Alberto Canul García tiene 54 años en las calles como voceador del Diario. Comenzó esta historia cuando apenas tenía 10 años, continuando una tradición familiar que inició su abuelo y que también siguieron su padre y su hermano.

La venta de periódicos, más que una ocupación, fue para él una escuela de vida. “Me enseñó disciplina, responsabilidad y sentido de comunidad”, resume durante una entrevista en el edificio central de esta casa editorial, en el Centro.
Su compromiso quedó grabado para siempre, según recuerda, durante el huracán “Gilberto”, en 1988, cuando, pese al caos, logró entregar ejemplares a los vecinos. Para él, esa experiencia fue una lección de compromiso social. Rechaza la idea de que hoy se vea el voceo como una forma de obtener ganancias rápidas: “Ser voceador implica entrega, esfuerzo y vocación”, afirma con convicción. Con voz firme, recuerda que esta labor, aunque poco valorada durante mucho tiempo, la asumió con dignidad y pasión.
El caso de Alfredo Góngora también habla de transformación. Hace 40 años, cuando la construcción escaseó, cambió el cemento por las páginas del Diario. Empezó en la avenida Itzaes y, con constancia, llegó a manejar hasta 13 puntos de venta en diversas zonas de la ciudad, distribuyendo en ocasiones 650 ejemplares al día.
“Todo lo que he logrado ha sido gracias al Diario”, dice con gratitud al compartir algunas de sus experiencias.

A principios de 2020 la pandemia del Covid-19 mermó las ventas, pero nunca su ánimo. Se sostuvo con cinco puntos, apoyado por su familia —su hija política trabaja ahora a su lado— y por el mismo periódico, que lo respaldó en momentos complicados. Recuerda con emoción las ventas masivas durante la visita del papa Juan Pablo II a Yucatán, y también conmovido cuenta cómo este rotativo le ayudó con situaciones familiares que ha vivido. “Es un orgullo ser voceador, esta labor me dio estabilidad y me permitió sacar adelante a mis hijos”, afirma.
Anastasio Chong Briceño lleva más de 60 años vendiendo el Diario. Como otros, comenzó a los 10 años, acompañado por familiares que hoy, en su mayoría, ya no están en el oficio. A pesar del paso del tiempo, su entusiasmo sigue intacto. “Ser voceador es grandeza”, dice sin titubeos.

Recuerda las madrugadas de sábado y domingo, cuando había que llegar temprano para asegurar un buen punto de venta. Hoy valora el respaldo que reciben: sombrillas, artículos útiles, y sobre todo, el reconocimiento. “Estoy orgulloso de formar parte de esta historia”, comenta, con una mezcla de nostalgia y satisfacción.
Ángel Edilberto Chan Chan, voceador desde hace más de cinco décadas, también aprendió el oficio de su padre. La rutina, al principio pesada por lo temprano que debía levantarse, se convirtió en parte de su vida.

Ha vivido momentos extremos, como el huracán “Gilberto”, cuando la gente buscaba desesperadamente noticias. También sobrevivió a un accidente grave en su punto de venta, del cual salió, dice, “de milagro”.
A pesar de los altibajos, sigue firme. Reconoce los cambios tecnológicos y cómo han afectado al giro, pero no abandona.
Para él, el voceo es sinónimo de ser trabajador. “Hay que madrugar todos los días, y eso no lo hace cualquiera”, afirma con humildad.

Concepción Soberanis García representa una de las voces femeninas en este gremio, con 38 años de experiencia. Aprendió de su madre y, junto con su esposo, logró construir su casa gracias a este trabajo. Ahora, viuda y con la clientela fija, sigue saliendo a vender por gratitud y por el simple hecho de no querer quedarse sola en casa.
Las redes sociales y la digitalización no han disminuido su cariño por el oficio. “Gracias”, dice, resumiendo en una palabra todo lo que esta labor le ha dado. Para ella, ser voceadora ha sido un privilegio.— Megamedia
Puente con la gente
Uno de los elementos claves de un periódico para llegar a la gente son los voceadores.
Detrás de cada edición impresa del Diario de Yucatán hay historias como las de los diversos voceadores: de personas que caminan bajo el sol o la lluvia, de madrugada o en días de fiesta, con las noticias en mano. Son más que vendedores; son mensajeros de la realidad, el nexo entre los periodistas y los lectores, el primer rostro que muchas personas ven cada mañana al recibir su ejemplar.
Celebración: 100 años de Diario de Yucatán
A 100 años de su fundación, Diario de Yucatán celebra no solo sus páginas, sino también a quienes han sido parte de su cuerpo y alma por décadas. Los voceadores, con su esfuerzo silencioso, han sido y seguirán siendo parte esencial de esta historia.

