Desde un rincón del sur de Yucatán, una familia de artistas de la cerámica y la piedra muestra al mundo que la cultura maya sigue viva.

Con una exactitud en sus formas y acabados, que las hacen ver como piezas originales, artesanías y esculturas elaboradas por esta familia forman parte de exhibiciones en museos nacionales y también del extranjero.

Sobre estas líneas, parte de las obras artesanales de la familia Martín Domínguez en su taller de Muna. A la derecha, Rodrigo Martín, tronco de la familia, da forma a una pieza
Rodrigo Martín, tronco de la familia, da forma a una pieza

Las réplicas toman forma con materiales de la región, desde el barro hasta los óxidos que dan color a cada dibujo y permiten detallar, con figuras, pasajes de una civilización que sigue asombrando a propios y extraños.

“Hay gente que llega a pensar que son piezas originales”, dice Raymundo Augusto Martín Domínguez, quien a sus 27 años de edad es un artesano consumado que se declara orgulloso de sus raíces.

Junto con su padre, Rodrigo Martín Morales, y otros familiares, el joven trabaja en la elaboración de réplicas que sorprenden por su exactitud. Las pinturas y los dibujos en vasijas son, en su mayor parte, obra de Raymundo, quien se apoya en libros sobre la cultura maya para copiar fielmente líneas y grabados.

Piezas de museo

Durante una entrevista en su taller a la entrada de Muna, que se llama Casa de la Cerámica, Raymundo Augusto explica los alcances de las creaciones familiares:

Con los movimientos del torno, el barro toma la forma de vaso
Con los movimientos del torno, el barro toma la forma de vaso

—Son autores de obras exhibidas en los Museos del Cacao en Yucatán.

—Sus piezas han llegado a museos de Japón, Estados Unidos, Suiza y otros países de Europa. Están en vías de concretarse proyectos con Marruecos y París.

—También son parte de exposiciones en tres museos de México. El siguiente punto es Guadalajara, donde incluso ya están las piezas.

Paradójicamente, en Yucatán no han tenido la oportunidad de participar en alguna exposición. Un sueño que esperan que se concrete pronto es hacerlo algún día en el Centro Cultural Olimpo, a cargo del Ayuntamiento meridano.

Raymundo admite que los yucatecos no son muy proclives a los artículos inspirados en la civilización maya, quizás porque la palpan todos los días y la sienten muy suya, a diferencia de los extranjeros, sobre todo los europeos.

Los últimos, subraya, sienten fascinación por lo que representan la cultura maya y otras prehispánicas.

¿Cómo nació todo?

El entrevistado explica que tiene acercamiento con la cerámica “prácticamente desde que tengo uso de razón”.

Su padre comenzó a hacer trabajos de artesanía desde muy joven, antes de cumplir la mayoría de edad, y decidió transmitirles las enseñanzas a sus hijos desde niños.

“Yo me fui adentrando un poco más a la pintura policromada cuando tenía 16 o 17 años de edad”, explica el artista de la cerámica.

Esculturas de piedra son algunas obras que se pueden ver en la Casa de la Cerámica. Son réplicas, pero el acabado las hace parecer auténticas
Esculturas de piedra son algunas obras que se pueden ver en la Casa de la Cerámica. Son réplicas, pero el acabado las hace parecer auténticas

“Empecé a pintar informalmente a los 17 años. Al principio lo hacía de vez en cuando, pero ahora me dedico a ello casi en 24/7.

“Hace prácticamente un año que estoy pintando en forma más seria, de 9 de la mañana a 5 de la tarde y luego de 8 de la noche hasta la una o dos de la madrugada, en ocasiones”.

Saber mucho más

A una pregunta sobre la preparación que debe tener un artesano que aspira a elaborar réplicas muy cercanas a las originales, señala que, en definitiva, deben ser personas que conozcan de la cultura maya mucho más que otras.

“Leo mucho sobre los vasos, más que nada, porque no se trata solo de pintar o representar una simple escena del pasado maya”, abunda. “Incluso, hasta cuando se venden las piezas hay que saber explicar al comprador de qué se tratan los dibujos, qué representan…”.

Parte de las obras artesanales de la familia Martín Domínguez en su taller de Muna.

“En lo personal, leo mucho sobre documentos de esta civilización, sobre los vasos, sobre la historia y los personajes que aparecen en los dibujos de los libros, así como lo que están haciendo esos mismos personajes en las escenas que reproducimos”.

En el mismo taller trabajan otros parientes, como una tía y una prima que, al igual que él, se enfocan en la pintura de los objetos.

En la imagen central, Raymundo Martín Domínguez en trabajos de policromado sobre un vaso maya, basado en un libro antiguo. A la derecha, la familia Martín, encabezada por Rodrigo Martín Morales (izquierda) en su taller ubicado a la entrada de Muna, en el sur del Estado
La familia Martín, encabezada por Rodrigo Martín Morales (izquierda) en su taller ubicado a la entrada de Muna, en el sur del Estado

Barro y pinturas locales

Sobre la materia prima, recalca que el barro que utilizan proviene de las canteras de Ticul. La pintura es cien por ciento natural, obtenida de óxidos de esta misma zona. Solo el jade es traído de Guatemala.

Los artesanos practican una regla no escrita: todos los objetos tienen que apegarse a las características de los originales.

Lo más demandado en el mercado nacional y en algunos puntos del extranjero son las artesanías, principalmente vasijas.

Las esculturas de piedra, que corren por cuenta de Rodrigo Martín, son más difíciles de desplazar y por lo general su venta se enfoca en el mercado nacional, donde se le puede transportar sin mayores complicaciones y con menores costos que un envío a otros países.

Otro detalle de estas piezas, según explica Raymundo Martín, es que llevan la firma de sus autores. Esto les permitiría acreditar la procedencia legal en caso de que alguna autoridad, ante la exactitud de las obras, pudiera pensar que son originales.

Minucioso proceso

Los entrevistados muestran a los reporteros el procedimiento para dar forma a las vasijas, desde el amasado del barro hasta el trabajo en el torno, el secado y el policromado (pintura y dibujo).

Raymundo Martín Domínguez en trabajos de policromado sobre un vaso maya, basado en un libro antiguo
Raymundo Martín Domínguez en trabajos de policromado sobre un vaso maya, basado en un libro antiguo

El clima influye en el tiempo de elaboración. Por ejemplo, terminar un producto lleva más tiempo en época de lluvias, por la humedad que prevalece en el ambiente.

En cambio, una temperatura elevada contribuye a acelerar el proceso.

Lo que es un hecho es que la convivencia diaria con artículos vinculados con la cultura maya le ha despertado a Raymundo Augusto un sentido de identidad.

“Me siento muy orgulloso de nuestra cultura y del trabajo que hago”, afirma. “Siempre lo he estado, ahora más”.