“Carlos (Castillo Peraza) fue el primer panista que entendió el PAN como una opción para llegar al poder y verlo sin culpa”.
Con esa frase, su hijo Julio Castillo López ilustró el legado transformador de Carlos Castillo Peraza, como el pilar de su contribución a la política mexicana.
Más allá de su papel como periodista y filósofo, Castillo Peraza fue recordado ayer en un conversatorio organizado por la fundación que lleva su nombre, como el “último ideólogo” de Acción Nacional (PAN), una figura que redefinió la vocación del partido.
Carlos Castillo Peraza, “último ideólogo” del PAN
Durante décadas, el PAN se había concebido a sí mismo más como una “escuela de ciudadanía” que como una maquinaria para ganar elecciones.
La segunda generación de panistas, según explicó Castillo López, inventó esta narrativa para “justificar que no alcanzábamos el objetivo” tras vagar 50 años en la oposición.
La visión de Castillo Peraza, dijo, cambió radicalmente este paradigma:
“Todo el pensamiento del PAN que se ve como posible gobierno viene de esa época”, la que él lideró. Su figura hizo que el panismo dejara de ver el poder “con culpa, como si fuera algo malo”.
El conversatorio, moderado por Julio Sauma Castillo, se realizó ayer con la asistencia de panistas activos.
Entre ellos los exalcaldes Xavier Abreu Sierra y Alejandro Ruz Castro, al final también llegó la presidenta de Mérida, Cecilia Patrón Laviada, quien había enviado en su representación al regidor Asís Cano Cetina.
Castillo López compartió el panel con el diputado federal Elías Lixa Abimerhi y la señora Beatriz Castillo Peraza, hermana del homenajeado y madre de Julio Sauma.
En conversatorio destacan el papel de Castillo Peraza
En el evento, titulado “A 25 años, Carlos Castillo Peraza, legado vigente”, Lixa Abimerhi definió al homenajeado como el “gran traductor” de la doctrina histórica del partido.
Le atribuyó enlazar el pensamiento de los fundadores Manuel Gómez Morín y Adolfo Christlieb Ibarrola.
Pero la influencia de Castillo Peraza no se limitó al terreno de las ideas; fue clave en la transición democrática del país.
Su etapa como líder panista y legislador fue, según el recuento, “la época de las grandes reformas que había en la democracia”.
Frente a un régimen hegemónico, Castillo Peraza impulsó el arte de la negociación digna, entendiendo el diálogo político no como un juego de enemigos, sino de rivales.
Elías Lixa enfatizó una de sus lecciones centrales:
“La dignidad no está en la mesa. La dignidad del partido no está en la mesa en lo que a su derecho corresponde”.
Tras el fraude electoral de Yucatán, por ejemplo, el panista se negó a suspender el diálogo con el gobierno, pero lo condicionó a la creación de un IFE (hoy INE) ciudadano, y a un Tribunal Federal fuera del control del Ejecutivo.
De esta resistencia y diálogo estratégico nacieron las reformas que permitieron la llegada de la democracia electoral:
“No siempre se legisla en el Congreso, sino muchas veces es extramuros, con el ejemplo, con la resistencia”.
La filosofía de Castillo Peraza
Más allá de la política partidista, Castillo Peraza ofreció una profunda reflexión filosófica sobre el espectro político. Su hijo Julio Castillo detalló la tesis ideológica de su padre:
“La gran falsedad de la historia de la humanidad o por lo menos en México es que el mundo se divide en izquierda y derecha”.
Para Castillo Peraza, la verdadera división del mundo se da entre dos grandes visiones del Estado:
- Quienes buscan un Estado grande, que compita y participe activamente en la economía (divididos a su vez en fascistas y socialistas/comunistas)
- Quienes, como el PAN, creen en la reivindicación de la persona frente al Estado, es decir, un “estado chico” que actúe como árbitro y permita tanta sociedad como sea posible.
El mayor aporte del ideólogo fue ubicar al PAN en este último lado, como la derecha personalista que pone al individuo al centro y cree en la construcción de una sociedad con valores.
Esta claridad ideológica permite distinguir al panismo de fenómenos como el populismo de derecha, ejemplificado con figuras como Bukele o Milei, quienes en realidad creen en el “Estado grande” y la concentración de poder.
“No somos como Bukele… tampoco como Milei”, señaló Castillo López para luego comentar que el PAN es más bien como el PP en España o la CDU en Alemania.
Familiares y personalidades panistas participaron en el conversatorio
Del lado familiar, su hermana Beatriz Castillo recordó que la vida del político inició de manera “normal, común y corriente, con una juventud en Mérida marcada por su amor al béisbol, los juegos de vaqueros (él como el Llanero Solitario y ella como Toro), y un temprano sueño de estudiar filosofía, carrera que finalmente cursó en México y Europa.
Su pasión por las ideas fue, en esencia, lo que forjó al estratega político que redefinió a su partido.
Elías Lixa enfatizó una de sus lecciones centrales:
“La dignidad no está en la mesa. La dignidad del partido no está en la mesa en lo que a su derecho corresponde”.
