Analistas de Casa de Bolsa Vector

CIUDAD DE MÉXICO.— La minuta de la reunión de política monetaria del 14 de diciembre de 2017 de la Junta de Gobierno del Banco de México —en la cual se advierte sobre una imparable tendencia al alza de la inflación en 2018— no tiene ningún desperdicio, afirma la Casa de Bolsa Vector.

Mediante un boletín, los analistas de esa firma advierten algunos puntos:

Aparte de ser la primera reunión de la era “post” Agustín Carstens, que ahora comanda su discípulo Alejandro Díaz de León.

También fue la primera a la que asistió el nuevo titular de Hacienda, José Antonio González Anaya, quien se hizo acompañar, tal vez por última vez, de la subsecretaria Vanessa Rubio.

Además, el número de miembros asistentes fue de cuatro, debido a que aún no ha sido nombrado el subgobernador sustituto del actual gobernador.

En términos generales el tono de la minuta fue mucho más “hawkish” de lo que mostró el comunicado.

(“Hawkish” es un adjetivo que se utiliza para describir una política monetaria que favorece mayores tipos de interés y una política crediticia restrictiva, lo cual se considera algo negativo).

Los miembros de la Junta se vieron más preocupados por el futuro de la inflación debido a lo que denominan “nuevos” choques que está enfrentando la economía y a posibles presiones de demanda, mismos que están dispuestos a enfrentar a través de medidas de política monetaria y, que en opinión de dichos miembros, la Secretaría de Hacienda, no.

Consideran que la inflación ha revertido la tendencia de baja observada en los meses anteriores, al pasar de 6.73% a 6.35%, motivo por el cual creen que cerrará 2017 por encima de 6.63% de noviembre, ubicándose así en el nivel más alto de los últimos 16 años. Creen, además, que la tendencia a la disminución inflacionaria pronosticada para 2018 será más lenta de lo que se esperaba.

Esta reversión ha obedecido a los denominados “nuevos” choques que resiente la economía, como el resurgimiento de la posibilidad de un mal arreglo del Tlcan, la posible complicación del retiro del estímulo monetario en Estados Unidos y el ambiente de inquietud y nerviosismo relacionado con las elecciones de 2018, aunque no alcanzaron a percibir al choque más importante: la aprobación de la reforma tributaria en Estados Unidos.

Al menos dos de los cuatro miembros tienen dudas de que la inflación vaya a bajar en enero del próximo año, tal como tiene descontado el mercado al 100%. Dudan de que el precio de la gasolina no vaya a aumentar de modo importante en enero.

Todos estos elementos están presionando el tipo de cambio real y nominal y con ello a la inflación. Al menos uno de los miembros de la Junta recomendó que las políticas fiscal y monetaria sean más astringentes.

Un posible incremento de la tasa de interés podría ocurrir en cualquier momento, incluso fuera de calendario, aunque un miembro consideró que es probable que sea necesario hacerlo durante la reunión de febrero.

Además, consideraron que sería peligroso desligarse de la política monetaria estadounidense porque un deterioro de la posición monetaria relativa podría favorecer una mayor depreciación del tipo de cambio y con ello afectar la inflación.

Ante esto, podría esperarse varias alzas de las tasas de interés en 2018, al menos cuatro si es que las cosas no mejoran. ¿En exageran los miembros de la Junta? No.