Olinto Bautista Gutiérrez; quien protagonizó a Jesús en el Viacrucis de la Parroquia Santa Ana en Campeche.

 

CAMPECHE.- ¡Consumado es! Fue la última palabra que dijera el joven campechano, Olinto Bautista Gutiérrez; quien protagonizó a Jesús en el Viacrucis de la Parroquia Santa Ana 2018, ante la mirada expectante y atónita de los fieles, quienes se dieron cita desde temprana hora.

El recorrido que duró cerca de tres horas con treinta minutos, estuvo representada por más de 80 personajes quienes dieron vida a la multitud airada, los discípulos, los ladrones, las mujeres piadosas, los soldados romanos, Pilatos, el rey Herodes, María Magdalena, su madre e incluso el mismo Satanás.

El Viacrucis que desde en 1962 se ha llevado a cabo en las estrechas calles de la colonia Santa Ana de la ciudad de Campeche; desde las 9 horas inició en el atrio de la parroquia y posteriormente recorrió la calle Argentina. Luego, la escena también tomó vida en la calle Tamaulipas, hasta la calle Panamá. De igual modo las calles Veracruz y Chile formaron parte del escenario; para finalmente retornar al barrio y a la parroquia, donde terminó la Pasión de Cristo con su crucifixión y muerte.

A pesar de que la temperatura alcanzó los 35° C, creyentes de todas las edades realizaron el recorrido con su maestro, permaneciendo a su lado durante las 14 estaciones. Como cordero llevado al matadero, Jesús no abrió su boca para proferir palabra alguna en contra de quienes le propinaban latigazos, burlas y excupitajos; antes bien, las callejuelas de Santa Ana contemplaron sus consuelos, bendiciones y verdades.

Fue después de la primera caída, cuando una señora de la tercera edad sobre una silla de ruedas, paralizó el protocolo y rogó por darle de beber a la representación encarnada del Hijo de Dios de este año, la cual se abalanzó sobre su rostro para darle un beso y un abrazo.

“Le ofrecí cuando pasaras darte de beber, para que me dieras tu bendición para ver si sano”, afirmó la devota, quien a pesar de la multitud y de los impedimentos suplicó por un milagro.

No fue sino hasta después de varias estaciones cuando le exigieron al intérprete de Simón de Cirene ayudar al Maestro con la pesada cruz; acción que también fue realizada por el Obispo Francisco González González. Tras de él, hombres, mujeres y niños se turnaron para llevar momentáneamente el dolor del maestro.

Acto seguido, otra creyente de la tercera edad, quien fue llevada sobre una silla de ruedas por un familiar, también suplicó a Jesús por sanidad; éste sin mediar palabras, acarició su cabeza y otorgó la bendición deseada a la mujer.

Algunos se sumaron a la actividad donando botellas de agua, para hidratar a los congregados, mientras que otros desde sus casas esperaban tan siquiera ver al Cordero de Dios.

Luego de realizar todo el recorrido y volver al atrio de la parroquia Santa Ana, aún Jesús tuvo que soportar la humillación de que sus ropas fueran repartidas como despojos entre los soldados, al ser exhibido ante la turba; para posteriormente se crucificado.

Junto a él se encontraron los malhechores que fueron juzgados con la misma condena, los cuales caminaron detrás de él y recibiendo los castigos por su mal proceder.

Aunado a tanto dolor y con el título de su condena escrito en tres idiomas, Jesús expiró luego de entregar su espíritu al Padre en presencia de todos los fieles quienes reflexionaron sobre el acto reconciliador entre Dios y los hombres.