• Una persona observa un altar en Xalapa, Veracruz, dedicado a América Yamilet Sánchez, cadete de la Heroica Escuela Naval de Veracruz, fallecida en el accidente del buque Cuauhtémoc. A la izquierda su madre, María del Rocío Hernández Ayala, con una imagen de la joven

VERACRUZ (EFE).— América Yamilet Sánchez Hernández, cadete de la Heroica Escuela Naval Militar, fue una de las víctimas mortales del accidente del buque-escuela Cuauhtémoc en el puente de Brooklyn.

Su madre, María del Rocío Hernández Ayala, la recordó entre lágrimas como “una guerrera, un soldado, siempre luchando por sus objetivos”.

Desde el momento en que se confirmó su muerte, su hogar en Xalapa, Veracruz, se convirtió en un santuario lleno de flores, fotografías y medallas que rinden homenaje a la joven de 21 años.

En el fondo de su vivienda familiar, un altar improvisado con decenas de medallas de atletismo y natación recuerda los logros de Yamilet, quien era conocida por su dedicación, humildad y fortaleza.

Su madre recuerda que hace tres años su hija quedó profundamente emocionada al ser aceptada en la Heroica Escuela Naval Militar, donde cursaba la carrera del Cuerpo General de Ingeniería. Le faltaba un año para concluir sus estudios y se encontraba realizando su crucero de instrucción en el buque.

Horas antes del accidente, América había sostenido una videollamada con su madre, en la que expresó su alegría por los recorridos que había realizado en Nueva York y su entusiasmo por que su próximo destino sería Islandia. “Estaba emocionada, contenta”, relató María del Rocío, quien recuerda que su hija planeaba volver a mediados de noviembre.

La noticia de su muerte fue un golpe demoledor para una familia que celebraba con orgullo cada paso de su trayectoria.

El homenaje póstumo comenzó en su hogar, donde un camino de pétalos blancos conducía hasta una mesa cubierta de flores y recuerdos. Las gorras de la escuela naval, las fotos de su rostro sonriente y un peluche de Hello Kitty decoraban el espacio donde familiares y amigos compartieron el duelo.

Las medallas eran acomodadas con devoción por su padre, quien con manos temblorosas pedía que no se olvidara la fuerza y determinación de su hija. Su madre, quebrada, pero firme, la describió como “la mejor hija, tierna, humilde, amorosa”, una joven ejemplar que destacaba tanto en lo académico como en lo personal.

Se despiden de Yamilet

El velorio fue preparado en el patio de su casa, donde se dispusieron sillas para recibir a quienes querían despedirse de Yamilet.

Ahí, las flores blancas y las gerberas multicolores contrastaban con el dolor que envolvía el ambiente.

En la Heroica Escuela Naval Militar, sus compañeros le rendirán tributo conforme al protocolo militar, antes de que su cuerpo sea trasladado nuevamente a su casa.

La historia de Yamilet no solo es la de una joven promesa naval que murió trágicamente, sino la de una vida corta, pero llena de esfuerzo, metas claras y un espíritu de servicio que será recordado por quienes la conocieron.