El papa Francisco navegó ayer domingo en una lancha motora por los famosos canales de la ciudad de Venecia, en Italia
El papa Francisco navegó ayer domingo en una lancha motora por los famosos canales de la ciudad de Venecia, en Italia

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).— El papa Francisco recomendó ayer domingo a los jóvenes “dejar el celular” y “encontrar a la gente” para no convertirse en “profesionales del teclear compulsivo”, durante un acto con ellos en la ciudad italiana de Venecia.

“Les digo, no se aislen, busquen a los demás, hagan experiencia de Dios juntos, sigan caminos de grupo sin cansarse. Podrían decir: ‘Pero a mi alrededor todos están con los teléfonos, pegados a las redes sociales y a los videojuegos’”, explicó el pontífice. Pero animó: “Vayan sin miedo a contracorriente: tomen la vida entre las manos, pónganse en juego, apaguen la televisión y abran el Evangelio, esto es demasiado ¿eh? Dejen el celular y encuentren a la gente”.

El papa mantuvo este encuentro con los jóvenes venecianos a las puertas de la basílica de Santa María de La Salud, adonde llegó en lancha motora tras visitar la cárcel femenina de la Giudecca en este viaje a Venecia de apenas cinco horas.

A los jóvenes explicó que el teléfono “es muy útil para comunicarse”, pero pidió estar atentos a cuando “impide encontrar a la gente”.

“Usen el teléfono, vale, pero encuentren a la gente. Sepan lo que es un abrazo, un beso, un apretón de manos, las personas. No olviden eso, usen el teléfono, pero encuentren a la gente”, recomendó el pontífice.

Porque, sostuvo, “la vida reclama ser donada, no gestionada, saliendo del mundo hipnótico de los videojuegos que anestesia el alma”.

“Muchachos, no sean profesionales del teclear compulsivo, sino creadores de novedad”, terminó.

Navega en lancha

El papa Francisco navegó ayer domingo en lancha motora por los famosos canales de la ciudad de Venecia.

El pontífice visitó primero la cárcel femenina de la isla de la Giudecca, donde la Santa Sede creó su pabellón de la Bienal de Arte veneciana, y después puso rumbo a bordo de una lancha a la Punta de La Salud, la entrada del famoso Gran Canal.

La embarcación ha sido habilitada para transportar al Papa, con un sillón blanco elevado en su parte trasera y unas barandillas metálicas para que pueda sujetarse, dados sus conocidos problemas de movilidad que a sus 87 años le obligan a usar silla de ruedas.

Tras su desembarco, el Papa fue llevado con un pequeño vehículo blanco entre los jóvenes, que le recibieron cantando a las puertas de la basílica de Santa María de La Salud, construida en el siglo XVII como ofrenda por el final de la peste que diezmó la ciudad.

Francisco es el primer pontífice que visita una instalación de la prestigiosa Bienal de Arte veneciana, aunque sus predecesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI sí acudieron a Venecia por otros motivos.

Sin embargo, no estaba previsto que el papa argentino se subiera a una góndola, como hizo Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) en 2011.

Tras el acto con los jóvenes, Jorge Bergoglio volvería a cruzar el Gran Canal para llegar a la plaza de San Marco y dar misa y después regresar en helicóptero al Vaticano, tras apenas cinco horas de viaje oficial (el primero del año fuera de Roma).

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