TIZIMÍN. – Obligado por una situación de salud de su hija que le implicó gastos elevados, Jesús Cutiz Pech inició una actividad con la siempre busca innovar y ser diferente en el gremio de los artesanos.
Ante las dificultades, el padre de familia se inspiró convirtiendo cocos secos y ductos de PVC en novedosos artículos decorativos y funcionales.
Artesanías, una tradición familiar en Tizimín
En entrevista con el Diario, Cutiz Pech recordó que su padre fue artesano de cestería de bejucos, y laboraba como jornalero en un rancho.
“Nunca vi a mi padre rendirse. Cuando llegaba de su trabajo traía el bejuco y mientras comía, mi madre lo ponía a sancochar y después juntos nos dábamos a la tarea de pelarlos”, contó.
“De ahí surge mi inquietud de no quedarme de brazos cruzados en un momento difícil”.
“Solo contaba con un cuchillo, con el que corté mi pastel el día de mi vida y uno que mi suegra nos regaló, los convertí en mis principales herramientas para el tallado de los cocos y madera”, comenzó el relato.
“Con lo que superar una temporada difícil, pues a raíz de que participe en una exposición artesanal de material de fibra en Mérida, a una empresa de ahí le gustó mi trabajo”.
“Esa vez lleve un elefante y un cráneo, con ello me abrí las puertas para que durante un año me estuvieran comprando, pero lamentablemente después cambiarond e administración y me dejaron de comprar mi trabajo”.
“Pero tampoco me desanime, seguí y después de 8 años me buscan por compradores del interior del estado de Quintana Roo”, dijo en entrevistado.
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Lamentan que artesanías estén infravaloradas
Lamentó que el trabajo de los artesanos sea considerado como una labor secundaria, cuando existe una gran población que se dedica a ello y si existiera apoyo para impulsarlos serían como los empresarios que generen empleos, expresó el originario de Tizimín.
Jesús Cutiz Pech actualmente elabora maceteros decorados con aves de distintas especies que salen de la misma pieza del coco seco, elefantes, gorilas, tortugas, y una gran variedad de artículos decorativos.
El padre los vende desde 120 pesos la pieza, llaveros, collares y aretes de la cascara dura del coco a 40 pesos, mientras que en tubo de PVC puede plasmar el rostro de alguna persona o paisaje, según el gusto del cliente.
“Todo lo que la gente me pida lo puedo plasmar en el coso, en el PVC, en madera y hasta en hueso y los costos varían según lo que el cliente pida”, expresó el artesano.
Ahora dedica su tiempo libre a esta actividad, pues depende de sus ingresos como empleado de una maquiladora textil con planta en esta ciudad.
Para quienes deseen hacerle algún encargo, pueden visitarlo en su taller de artesanías ubicado en la calle 33 cerca de la escuela Crescencio Carrillo y Ancona o ponerse en contacto al número celular 9861008001.
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