TIZIMÍN.— El relleno sanitario convertido hoy en un basurero a cielo abierto es uno de los problemas sociales y ambientales que la misma autoridad municipal saliente reconoció que dejó como tema “pendiente” y que no resolvió por priorizar otros proyectos.
El depósito final de desechos de basura ubicado atrás de la comisaría de Xbohom, además de estar saturado ha comenzado a invadir vías de comunicación, al grado que ni los usuarios ingresan hasta el sitio a dejar sus desperdicios.
En más de un kilómetro de carretera las orillas se encuentran llenas de basura y de zopilotes sobrevolando los alrededores.
De hecho, animales en estado de putrefacción es lo primero con lo que se encuentran los tizimileños y el personal de recolección basura al ir al lugar.
Hasta la entrada de lo que fue el relleno sanitario ha desaparecido pues hay cerros de basura desde el inicio del terreno que, por cierto, no es propiedad del Ayuntamiento sino que está en calidad de préstamo.
Hay colonias de Tizimín donde hay serios problemas con la basura, pues ya ni las unidades que dedican a ellos se dan abasto pues hubo algunas que se reemplazaron por otras más pequeñas tras estar descompuestas.
El ahora exalcalde Pedro Couoh Suaste reconoció que es un tema “pendiente” que no pudieron dejar bien.
Explicó que el tractor que les dejaron, además de estar viejo, no estaba en condiciones para su funcionamiento y constantemente se tenía que reparar hasta que llegó el momento que se quemó en uno de los siniestros provocados al relleno.
“Ya no le queríamos meter más dinero a ese equipo”, asentó Couoh Suaste.
Incluso, dijo que el gobierno les mandó un tractor que comenzó a trabajar bien, pero era más pequeño y no lograba subir la basura y se los cambiaron, “lamentablemente se descompuso hace poco más de un mes”.
“Se necesita una intervención mayor a ese lugar, lo sé y hay que tomar una decisión al respecto, a nosotros nos tocó tomar decisiones, por ejemplo en nuestro caso decidimos invertir en el proyecto de la digitalización del catastro, fueron cinco millones de pesos que ya se recuperaron”, comentó.
Rentas elevadas
El exalcalde agregó que estuvieron rentando maquinaria para poder limpiarlo y en 15 días se logró y lo dejaron bien, pero se invertía un “dineral” en rentas.
“Así que estamos dejando un tema pendiente, como todos las administraciones que dejan un tema pendiente”, expuso.
Couoh Suaste dijo que lo que se recaudaba en basura apenas cubría una tercera parte de lo que se gastaba en ello, pero además implicaba la adquisición de mejores camiones y darle atención al relleno.
“Hay quienes no pagan su servicio y por culpa de ellos afectan hasta los que sí pagan”.— WENDY UCÁN NCHAN

Entre las secuelas derivadas de la instalación de un gobierno centralista, los gobiernos estatales y municipales, deben asumir el imperativo de ser cuidadosos en el manejo de los recursos públicos y procurar trascender de la tendencia a sustentar su administración en el ejercicio del presupuesto, para ocuparse de políticas públicas que regulen el uso de espacios públicos y permitan armonizar la vida en las comunidades que comprometen su autoridad.
Ahora sí, que hay aprender a hacer más con menos. Usar todos los recursos para garantizar que cada peso que dispone el gobernador y los alcaldes, sea bien administrado, cumpla las expectativas que compromete cada inversión y asegurarse que se disponga de la capacidad operacional y tecnológica, para que las obras que se programen alcancen su cometido de ser de largo aliento, de utilidad pública y seguras.
Desafortunadamente en la democracia a la mexicana el sufragio es un factor que se usa para castigar; se vota para impedir que los “adversarios” alcancen el derecho de gobernar y no por quien represente la mejor opción para procurar la seguridad y el bienestar de las comunidades. La polarización política propició que los gobernantes sean autócratas, decidan sobre el uso del dinero público y, en la mayoría de las veces, improvisen el manejo de los recursos mediante contrataciones a modo, en busca de compensaciones políticas o negocios marginados del compromiso de calidad, eficacia y duración de las obras materiales que proyectan.
Para optimizar el dinero de la administración pública, es obligado contar con un diagnóstico confiable para la aplicación recursos, disponer de asesoría técnica especializada y tener especial cuidado en la selección de la empresa que habrá de desarrollar el trabajo. La administración municipal de Tizimín que concluyó funciones el pasado 31 de agosto, dispuso de la construcción de dos glorietas en el norte y poniente de la zona urbana, en las que se “ajustó” el espacio para su trazo, con el agravante de comprometer la seguridad en dos importantes salidas de la ciudad, por la formación e nudos viales en dos extremos de carreteras federales.
En la intención de disponer del espacio para la instalación de las imágenes de bovinos (una referencia simbólica de la ganadería en Tizimin) se construyó un redondel en la intercepción de la carretera que enlaza la ciudad con la capital del estado y el libramiento que permite el acceso a las vías de Valladolid y Río Lagartos, con un diseño improvisado que sugiere un riesgo innecesario para el tránsito en una vía de intenso tráfico de vehículos. En el caso del Norte, se “insertó” un redondel a escasa distancia de la Pota Zootécnica, con un diseño forzado que omite el principio elemental de prevenir accidentes viales.
En el marco de la transición del gobierno municipal, en Tizimín hay mucho trabajo que reclama atención y no requiere de fuertes inversiones de dinero. Es urgente la actualización y aplicación de un Plan Rector de Desarrollo Urbano. Desde 1981, cuando se elaboró el primer documento rector para regularización de uso de la zona urbana de la ciudad ganadera, pese al crecimiento demográfico y de asentamientos humanos, no existe orden y regulación sobre el uso de espacios y se convirtieron en letra muertas los reglamentos para definir áreas de empresas contaminantes y no contaminantes, zonas comerciales y habitacionales, lo que derivó en una grave problemática social, pese a que hace más de cuarenta años se gestó el primer esfuerzo oficial para ordenar el crecimiento y armonizar la vida en la cabecera municipal.
El uso de espacios públicos reclama un interés urgente de las autoridades municipales. En la ciudad se enfrenta un desorden bien organizado. Las motocicletas se convirtieron en las últimas décadas en un problema grave para la seguridad vial y para el ordenamiento de uso de calles. Urge aprovechar la existencia de terrenos baldíos, para disponer de estacionamientos para esos vehículos de dos ruedas y procurar una capacitación de los conductores, debido a que enfrentan el riesgo de accidentes por la improvisación con que circulan en calles y carreteras.
La contaminación por ruido, la violación flagrante de reglamentos municipales con instalción drenajes y la ocupación de aceras, la “tradición “ de los “voladores”, los festejo en calles o el negocio de las bebidas amargas y los “bares melódicos”, el problema de la basura, son partes de un Tizimín que reclama atención, al margen de los presupuestos disponibles para el Ayuntamiento.