El sector restaurantero de Progreso prácticamente no resintió el cambio al restablecerse la normalidad tras los efectos de la marea roja
El sector restaurantero de Progreso prácticamente no resintió el cambio al restablecerse la normalidad tras los efectos de la marea roja

PROGRESO.— Luego de que el Comité de Marea Roja de Yucatán decretó el fin de la contingencia en aguas del litoral yucateco, la actividad marítima volvió a la normalidad.

En la duodécima reunión del organismo se confirmó que los indicadores sanitarios mostraban el restablecimiento de las condiciones habituales en la costa, por lo que se levantaron todas las restricciones que aún prevalecían en Chuburná Puerto y Sisal.

El sector restaurantero de Progreso prácticamente no resintió el cambio, salvo por el regreso a la compra de productos con sus proveedores habituales, señaló Jorge Cruz, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) del puerto.

En una entrevista anterior ya había destacado que los restauranteros, con responsabilidad, optaron por adquirir productos de zonas no afectadas, lo que les permitió operar con normalidad durante el período vacacional y atender la demanda.

En una nueva conversación, el dirigente empresarial expresó: “Todo está perfecto, de hecho la marea roja en Progreso, Chelem y Chicxulub no afectó. Como platicamos la última vez, los restauranteros han sido muy responsables y evitaron comprar productos que pudieran estar contaminados”.

En los últimos días las jornadas de ventas fueron bajas, reconoció, aunque lo atribuyó al cierre de las vacaciones de verano.

Sin embargo, confió en que las festividades patrias generen un repunte en la actividad económica.

Sectos más golpeado por la marea roja

El sector más golpeado por la marea roja fue la pesca ribereña, especialmente los pescadores de Chuburná Puerto y del malecón internacional. Las restricciones se extendieron desde Pluma y Lápiz hasta Chuburná, lo que puso en aprietos a los hombres de mar durante varias semanas.

Muchos debieron buscar alternativas para subsistir, pues aunque algunos arriesgaban a salir a pescar y traían producto en buen estado, la desconfianza de los consumidores frenaba las ventas. Ahora, con la declaratoria oficial de que el agua está limpia, esperan recuperar la confianza y reactivar sus ingresos.