TIZIMÍN.— Un conjunto de cuevas subterráneas, conocidas popularmente como “las catacumbas de Tizimín”, se ha consolidado como un atractivo turístico, especialmente durante enero, cuando se registra la mayor afluencia de visitantes con motivo de la Feria de Reyes.
El sitio se localiza en el centro de la ciudad, en la calle 59 con 54, dentro del patio de una vivienda particular que por décadas ha sido abierta al público.
Su propietario, Gaspar Rosado Balam, relata que las cavernas datan de hace más de un siglo, cuando su abuelo extraía de ahí el material blanco utilizado antiguamente para la construcción de casas.
Conforme avanzaba la extracción, explica, se fueron formando grutas y túneles subterráneos que hoy se extienden por debajo de lo que equivaldría a cinco predios, dando origen a un espacio que con el tiempo adquirió valor histórico y cultural
Rosado Balam recuerda que fue su padre quien, alrededor de 1954, comenzó a dar forma artística al lugar, esculpiendo figuras directamente en la piedra. “Nos llamaba para que bajáramos a ver la nueva figura que había hecho”, recuerda.
Entre las esculturas se encontraban personajes, animales y hasta un pequeño altar dedicado a los Tres Reyes, que aún se conserva en el interior.
Además con el mismo material se construyeron barras, mesas y bancas, ya que durante un tiempo el sitio fue utilizado para la realización de bailes, con música en vivo y venta de bebidas alcohólicas.
Sin embargo, las riñas provocadas por el consumo de alcohol ocasionaron la destrucción de varias figuras, por lo que se decidió suspender ese tipo de eventos.
Desde entonces, el lugar quedó únicamente como espacio de paseo y, con el paso de los años, se transformó en un destino turístico que despierta la curiosidad tanto de visitantes como de habitantes de la propia ciudad. “Muchas familias de Tizimín llegan y piden el recorrido porque no lo conocen”, dice.
El precio de entrada a las catacumbas es de 50 pesos por persona.





