(Poema publicado el 13 de mayo de 1951)
La eclosión maravillosa de la flor de tu belleza,
la aristócrata prosapia de tus años y el fulgor
de tus nítidas pupilas en la mística pureza
de tus lagos, han abierto tus senderos al amor.
Y la copa cristalina del añejo de lo eterno,
en tus labios juveniles sus misterios va a volcar;
son misterios de las nieves ancestrales del invierno,
que se funden con las rosas, con la vida, con el mar…
Rimarán esos misterios el poema de tus gracias;
cuajarán en tu capullo, la quimera, la ilusión;
pero es, Ana María, la más bella aristocracia,
la que encierras en tu pecho: tu radiante corazón.
SERVANDO DE LIS.
Mérida, mayo de 1951.
SERVANDO DE LIS.
Mérida, mayo de 1951.

