(Artículo publicado el 25 de mayo de 2003)
Por Max GASTÓN
Sorprende que la Contraloría del Ayuntamiento de Mérida se haya declarado incompetente para resolver si procede o no el recurso de inconformidad que ocho arquitectos presentaron contra el concurso para elegir el diseño del nuevo mercado municipal de San Benito y el proyecto que ganó la competencia.
Según la nota publicada en Diario de Yucatán, la Contraloría basa su incompetencia en que la elaboración del proyecto arquitectónico del nuevo mercado no es un servicio, como alegan los inconformes.
La Contraloría explica que la Dirección de Desarrollo Urbano no convocó a la contratación de un servicio, puesto que la convocatoria se refiere a la entrega del proyecto, el otorgamiento de un premio al ganador y el compromiso de desarrollar el diseño y supervisar la obra.
Creemos que ésa es una manera de ver las cosas, pero no la única. Veamos otras.
En definición del diccionario de la Real Academia Española, Contraloría es el órgano encargado de examinar las cuentas y la legalidad de los gastos públicos.
Si no recordamos mal, el presupuesto del concurso fue de unos tres millones de pesos erogados por la tesorería municipal y su inversión, en un servicio o en cualquier otro renglón, constituye un gasto público.
Nos parece, por lo tanto, que es responsabilidad de la Contraloría examinar el gasto público en el concurso y opinar sobre la propiedad y corrección del dinero invertido, sobre todo si está de por medio una impugnación formal.
Entendemos por propiedad y corrección que tanto las bases del concurso como la elección del ganador y la bondad del proyecto aseguren al contribuyente que sus servidores del Ayuntamiento de Mérida han elegido el proyecto que por sus características y su costo, que será sufragado con fondos públicos, prestará mejor el servicio público deseado.
La Contraloría es la representante, la defensora del contribuyente en este problema que plantea la impugnación de los arquitectos inconformes.
Si rechaza esta representación, con una postura de incompetencia, le hace un mal servicio a todos.
Decimos a todos, porque a la Comuna ya los ganadores del concurso les conviene que se responda a la inconformidad con una presteza y una transparencia tales que despejen cualquier duda sobre la procedencia y rectitud del veredicto que cupo al concurso.
Está en juego también la confianza que debe tener el ciudadano en que la Comuna acogerá con un trato expedido y honorable las críticas e inconformidades relacionadas con los actos de las autoridades municipales.- MG – Mérida, Yucatán, mayo de 2003.
