(Artículo publicado el 25 de febrero de 2003)
Por Max GASTÓN
Es cierto: el teniente coronel doctor Vicente Zárate Novelo tiene los pantalones bien puestos. Hay que ser hombre entero, sin mutilaciones, para atreverse a declarar que hay generales del Ejército entrometidos en el caso Medina Abraham para ocultar la verdad y apoyar una injusticia.
La verdad de que Armando Medina Millet no ha matado a nadie. La injusticia de que está en la cárcel por un delito que no cometió.
Lo que no creemos que sea del todo cierto es que, en realidad, el teniente coronel está “muy decepcionado” porque comprobó que en el Ejército “hay altos mandos que no practican lo que predican”.
Pensamos que la decepción es superficial. En el fondo, su acusación es un voto de confianza en el instituto armado. Si no tuviera la esperanza de que le van a hacer caso, si no tuviera fe en que su denuncia no caerá en saco roto, se habría callado.
Quienes dicen que el perito militar emitió su sentencia de muerte, al acusar a los generales, viven aún en el pasado, sin dar crédito a lo que ven, a lo que vemos todos: un nuevo ejército donde los delincuentes van a juicio ya la cárcel. Tenemos tres ejemplos. Recientes, contundentes.
Si yo fuera secretario de la Defensa condecoro al teniente coronel Zárate por un acto de valor que honra a las fuerzas armadas, le doy una medalla y le pido que abandone su retiro y se dé de alta otra vez en la milicia.
Yo lo nombraría asesor de la Secretaría de la Defensa Nacional y lo pondría al frente de una investigación sobre los generales, sobre la “lista de generales” acusados de ponerse al servicio de la mentira. Yo dispondría, como primer paso de la investigación, dar a conocer el dictamen que los generales impidieron que se conozca. El dictamen que el doctor Zárate no pudo rendir porque los generales lo incomunicaron en las montañas de Guerrero. El dictamen de que Medina Millet no es un homicida.
El Dr. Zárate dijo que los generales cometieron el delito para favorecer a “un amigo íntimo”. ¿Qué hay detrás de esa amistad? ¿Cuál es el origen de esa intimidada que moviliza a altos mandos del Ejército en una operación clandestina contra la ley? No nos sorprendería que si el Ejército le sigue la pista a esa amistad íntima encuentre la verdadera causa de que Medina Millet esté en la cárcel.- MG- Mérida, Yucatán, febrero de 2003.
