(Primera Columna publicada el 8 de septiembre de 2004)

Al reanudarse ayer en la Plaza Grande el análisis de la carta, el reportero, algo picado por la curiosidad y mucho movido por el afecto, pregunta:-¿Qué dice de nosotros el Padre Álvaro García?

Don César Pompeyo abre la carpeta donde guarda el editorial “Con los labios sellados: La Iglesia en el caso Medina Abraham”, fechado el miércoles 1 de septiembre. Añadida al artículo, con un clip, está la respuesta aparente, que es la carta que firma el canciller Pbro. Pedro José Echeverría López, por mandato del señor Arzobispo, según copia fiel publicada el viernes 3.

Hay otros papeles: informes sobre la lectura de la carta en las misas del sábado y el domingo. El señor Pompeyo saca uno de los informes y lee:-“En la parroquia de María Inmaculada la carta fue leída sin comentarios en la misa de cinco y media de la tarde por un sacerdote que no es el párroco.

En la misa de seis y media y en la de siete y media Monseñor Alvaro García se despachó con la cuchara grande. Leyó la carta del Canciller. La indicada.

En un diálogo con los fieles, les hizo algunas preguntas. Subrayó que la Iglesia realiza en el penal, entre los presos, una labor intensa de apostolado, de auxilios espirituales En obvia referencia al editorial del Diario dijo”… etc., etc.

-Me interesa el etcétera, etcétera, don César. ¿Por qué se calla?

-Por pena, reportero. Sé cómo estiman en el Diario al Padre García. Sé que él se dice amigo personal de ustedes.

-Para eso son los amigos, don César: para que nos digan lo que piensan, lo que sienten, aunque nos duela. Los que sólo te halagan, los que nada más te dicen lo que quieres oír, los que te esconden la verdad por miedo, por obediencia, por eso que unos llaman lealtad y otros conveniencia, con ésos, don César, mucho ojo. Del agua mansa me libre Dios… A ver, ¿qué dice don Alvaro de nosotros a los fieles de María Inmaculada, qué comenta de nuestra editorial?

-Tú te empeñaste, conste. Asegura que es mentira lo que ustedes dicen. Etc., etc.

-¿Otra vez las etcéteras?

-Es que a veces no se le oye bien al Padre. Unos cuentan que dijo “pura mentira”. Otros, que “todo es mentira”. Alguien entendió “mucha mentira”.

Pero todos coinciden en que al final les advirtieron a los fieles: “Allá ustedes si creen esas mentiras”.

-¿Usted qué cree, don César? ¿Qué le parece?

-Estoy sorprendido. Pensé que te ibas a molestar.

-Nunca, don César. Nosotros mismos invitamos a los sacerdotes que no estuvieran de acuerdo con nuestra editorial a que no se queden callados. Siempre hacemos eso. Es una de las garantías de que lo único que nos importa es la verdad. En el caso de don Álvaro nos da mucho gusto su crítica. Sabemos que nos quiere. Cuando hemos publicado otros editoriales sobre el caso Medina Abraham nos felicita…

-¿Les felicitamos en público? ¿Durante la misa, como lo hizo el domingo?

-No, eso no: nos llama aparte, nos felicita en privado, pero tiene usted que comprender que en nuestro medio… etcétera, etcétera.

-¿Ya lo ves, reportero, en Yucatán no podemos, o no sabemos, o no queremos vivir sin etcéteras? Yo dudo que Monseñor…

-Pues yo no. Estoy seguro de que don Álvaro, que es un verdadero buen amigo, nos va a hacer el cristiano favor de aclararnos en qué estamos mal. Es más, me voy a tomar la libertad de hacerle aquí al Padre García, en nombre del Diario, una invitación, formal pero afectuosa, a que nos precisa cuáles son las mentiras que hay en nuestro editorial sobre la Iglesia y el caso Medina Abraham, para que nosotros publiquemos la rectificación inmediata.

-Lo que sí quisiera que conste, don César, en esos informes que guarda usted, es que el Diario no miente. Mentir es engañar con premeditación.

Mentir es pecado. El Diario se puede equivocar, es humano; comete errores, claro, pero lo hace de buena fe, y cuando se da cuenta, o cuando se lo demuestra, enseguida aclara y rectifica. A las pruebas me remito, etcétera, etcétera.

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