(Primera Columna publicada el 25 de agosto de 2004)
En la banca de costumbre, don César Pompeyo cierra el tomo XXII de su obra inédita “Historia íntima del cerverismo” y pregunta al reportero: ¿Qué se te ofrece?-Estamos en busca del retrato definitivo de Víctor Cervera Pacheco. Hemos pensado en usted, don César: ¿cómo lo ve en el marco de su muerte?-No soy un testigo conveniente -advierte Pompeyo-. Recuerda que soy el vocero oficial del cerverismo. Mis opiniones sobre Víctor no tienen la validez de una crítica imparcial. Lo vi demasiado cerca. Sólo de lejos se aprecian las perspectivas, indispensables para ubicar a un hombre en el sitio exacto de los tiempos en que le tocó influir.
-Lo tendremos en cuenta, don César. Usted es doliente, lo sabemos, pero confiamos en la honradez de sus respuestas. ¿Qué es Víctor Cervera?-Un tesoro para los historiadores. Quien quiera conocer a fondo al PRI no tiene que explorar 70 años ni transitar por la vida y milagros de los presidentes y sus cortes sexenales. La biografía de Víctor es suficiente: es el espejo de los vicios y las virtudes del PRI.
-Alguien dijo, don César, que en el PRI podemos hablar de vicios, pero no de virtudes.
-Bueno, lo diré de otro modo: Cervera es la suma y resto de los errores y los aciertos del PRI. El último período de Víctor como gobernador es la síntesis de todas las características del PRI desde su cuna en 1929 hasta la tragedia de 2000. A pesar y medir a Cervera, que se tenga en cuenta que fue el fruto de un árbol plantado y regado por muchos.
-¿Su mayor defecto?-Sus consejeros. No tenía.
-¿Su peor problema?-Sus colaboradores. Quería imitarlo.
-¿Qué nos dice del sepelio de Cervera?-Más que el entierro de un hombre, es el funeral de una época. En la trayectoria del PRI, Cervera no es punto y seguido. Ni siquiera párrafo aparte. Víctor es punto final. En el testamento de Cervera no hay herencias. Lo que deja son advertencias: “Después de mí, el diluvio”.
-¿A quiénes les viene el saco?-A todos. En sus últimos días, después de la derrota de 2001, Cervera se fue acercando al PAN. Por eso estuvo a punto de ser alcalde otra vez, con la mayor votación que su partido ha logrado en Mérida. El PAN, mientras tanto, se fue acercando al PRI. Por eso estuvo a punto de perder la alcaldía meridana.
-En su muerte, ¿son válidos los elogios?-Hay que ver de dónde vienen ya dónde van.
-¿Qué piensa de las lágrimas?-Que salieron los cocodrilos. Hay llantos que son una inversión.
-¿Y si no hubiera muerto Cervera?-Como pintan las cosas, le hubiéramos rogado que reformara de nueva la Constitución, para que pudiéramos pedirle que fuera otra vez gobernador.
-Eso suena a herejía. ¿Habla usted en serio, don César?-Yo no soy la Biblia. Te advertí que como vocero que soy del cerverismo no puedo ser al mismo tiempo ni testigo recomendable ni juez imparcial.
Pero algo o mucho de lo que digo es verdad.
