(Artículo publicado el 27 de noviembre de 2009)
En entregas anteriores sobre el rompecabezas de la política yucateca sugerimos que no se pierda de vista a Gabriela López Gómez. La sugerencia se deriva de una versión expuesta ya. La versión de que ocupa el tercer lugar en el escalafón del mando. El mando en el gobierno del estado.
Es la versión, o “moloch” de versiones, que sitúa al chiapaneco Ulises Carrillo Gómez como el “hombre fuerte” de la administración pública estatal. El enviado desde el Olimpo, por Júpiter Tonante, para encargarse de los yucatecos mientras Ivonne Ortega se entretiene en el cuidado de su imagen y en sus excursiones a los sucesos políticos y sociales del PRI que puedan tener algo que ver con la sucesión presidencial.
Es también la versión, o “moloch”, que señala que en ausencias del virrey, esto es, Ulises, es Gabriela López quien se encarga de los yucatecos, en consonancia con los designios que los altos mandos que el PRI han dispuesto para nosotros.
Conocemos poco a Gabriela. Como su socio —nos referimos otra vez al virrey—, gusta del perfil bajo, de maniobrar en la sombra. Decimos socio, porque ambos trabajan o han trabajado juntos en el mismo despacho: “Local Consultores”. Su sede matriz está en Monterrey.
Gabriela es una joven regiomontana. Joven, en los primeros treinta, pero con colmillo. Joven, pero con experiencia. Certificada experiencia en ingeniería electoral. Experta nacional en satisfacer las demandas del cliente en materia de elecciones. ¡Qué oportuno que una estrella en este oficio tenga tanta influencia en Yucatán en vísperas de comicios! Los comicios que pueden definir que será de nosotros en la próxima década. O las siguientes también.
Es ducha Gabriela en otras ocupaciones. Maestra en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Nuevo León. Especialista en la atención de las intenciones de gobernadores y alcaldes. Su “mero mole” son los requerimientos de poder y diseño de políticas públicas que le sean planteados por sus clientes.
Entre los clientes de su firma están el gobierno que encabeza la señora Ortega, el PRI yucateco y el PRI campechano, según versión incluida ya en el estudio del rompecabezas. Desempeña, pues, el papel de doble agente: al mismo tiempo sirve en Yucatán al gobierno y al PRI. Una misma identidad, diríamos, utilizando el lenguaje del virrey. Ulises está convencido, y así lo pregona, de que los yucatecos debemos tener una nueva identidad (diseñada, claro, por “Local Consultores”).
Uno de los servicios que la señora, o señorita, López Gómez presta es “la evaluación de los contenidos mediáticos”. En cristiano eso quiere decir: los periódicos, la radio y la televisión. Según las versiones, es ella quien analiza, comenta y evalúa para la señora Ortega lo que “Diario de Yucatán” publica acerca de su persona y su gobierno.
Siempre de acuerdo con las mismas versiones, Gabriela dispone de tiempo para escudriñar el “Diario”, porque ya sabe de antemano lo que van a publicar los demás periódicos, la radio y la televisión. ¿Será también adivina?
Si no es adivina, por lo menos predice con exactitud el futuro. Dicen que una de sus frases favoritas es “10 de 10”. Les aseguró el éxito a diez clientes. Les cumplió al pie de la letra. Organizó y dirigió las campañas de los diputados Rolando Zapata Bello, Liborio Vidal Aguilar, Enrique Castillo Ruz y Felipe Cervera Hernández, entre otros candidatos peninsulares.
Las fuentes le atribuyen a Gabriela y su despacho “todos los programas” de los candidatos y el partido “para llegarles a los electores”. La oposición denunció que entre esos programas estuvieron las superjaranas, megafiestas, parrandas y “raves” para llegarles a los jóvenes; el monopolio al chaleco de boletos para partidos de fútbol, a costa del público que los había comprado; el acarreo de masas, el transporte a las urnas, el agasajo y el premio antes del voto, en el voto y después del voto…
Le atribuyen también “el manejo del recurso financiero”, su inversión adecuada para “maximizarlos”, la supervisión de los contratos, el pago a los operarios (como se les designa ahora)… En fin, que Gabriela “fue con todo” para lograr los triunfos de sus candidatos, como prescribe Mauricio Sahuí Rivero en su homilía sobre la doctrina electoral del PRI. Note el lector que no somos malinchistas. Si citamos antes el lenguaje de los foráneos, nos referimos al virrey, ahora citamos a los locales. Una de cal y otra de arena. O todos hijos o todos entenados.
El triunfo de Angélica Araujo en el tercer distrito no es hijo de Gabriela y de su firma: no fue su cliente. Eso no significa que sea entenada: para nada. El “moloch” precisa que Ivonne Ortega se hizo cargo de la campaña de la señora Araujo. “Con todo”.
Las versiones no precisan, ¡qué lástima!, con qué dinero las señoras Ortega y López financiaron los programas, estrategias, campañas y triunfos de sus candidatos. Lástima, porque, según la oposición, los financieros, o sea, los lastimados fuimos los yucatecos. Todos. Lástima, porque nos pueden lastimar otra vez… y pronto.
Como ves, lector, están lloviendo piezas en el rompecabezas de la política yucateca. Menudo lío va a ser espulgarlas y expurgarlas. Muy interesante será evaluar cuánta verdad trae la versión de que un chiapaneco y una regiomontana son nuestras “nanas”. Si como reza el refrán, cuando el río suena, virrey lleva, algún “chechón” podría lloriquear: “¡Qué bonito, lindo hermoso, nos están bailando!”.— Mérida, Yucatán, 26 de noviembre de 2009.
