Socorristas colaboran en el rescate a Michael Schumacher en su accidente

Concluye

Michael Schumacher viajó con su familia a la localidad de Saboya, en los Alpes franceses, a festejar la Navidad y el Año Nuevo. Disfrutaba la vida, luego de que se había retirado un año antes en definitiva de la Fórmula Uno. El destino le sonreía.

Nunca pensó que ese día, 29 de diciembre de 2013, sería el más trágico de su existencia. Vive un calvario, sin saberlo, desde hace cuatro años.

Esa mañana se calzó las botas y se dispuso, junto con su hijo Mick, a disfrutar esquiando en la estación de Méribel. El esquí, deporte de montaña que consiste en deslizarse sobre la nieve desde las cima hasta nivel de piso con dos tablas, una en cada pie sujetas en las botas.

EL ACCIDENTE.— Schumacher bajaba a velocidad sobre la pista principal cuando, no se sabe el motivo (posiblemente porque había mucha gente), se sale de la pista y empieza a patinar en una sección roja, es decir un lugar no apto para transitar. De pronto, tropieza con una roca, pierde el equilibrio, rueda varios segundos y finalmente golpea su cabeza contra otra roca. Fue tal el impacto, que su casco se rompe y él queda sin conocimiento. Sufre traumatismo craneal y es trasladado en helicóptero a un hospital cercano en Grenoble, donde se le opera para disminuir la presión intracraneal causada por el impacto. Después se le induce para que quede en coma.

Tras nueve meses en el hospital fue trasladado a su casa en Suiza, habiendo sido ésta habilitada de tal forma que es prácticamente un hospital. Su cuidado está a cargo de 15 doctores especialistas en diferentes áreas, con un costo mensual de más de 600,000 dólares. Su estado actual no se sabe a ciencia cierta, es una incógnita. Su esposa Corinna y su representante se han negado sistemáticamente a dar información. Sus registros médicos del hospital fueron “robados” presuntamente por un empleado de alto rango del servicio de salvamento de Suiza. El ladrón fue detenido y encarcelado, habiendo sido hallado muerto en su celda un día después. Hasta hoy no aparece el historial médico que tuvo en el hospital.

Es verdaderamente paradójico el accidente de Schumacher. Para alguien que había retado a la muerte en más de 50,000 vueltas en los diferentes autódromos del mundo a altas velocidades, no merecía morir en vida en una desconocida pista de esquiar. Ayrton Senna, desde el cielo, habrá lamentado el accidente de “Schumi”, sin alegrarse, estoy seguro, como cuando celebraron el día en que se mató en la curva Tamburello en San Marino.

Para ser leyenda, el alemán debió morir en una pista de carreras. La fortuna algunas veces envuelve con su velo a un ser humano y éste realiza cosas extraordinarias, hasta que la fortuna, veleidosa, le da la espalda y regresa a ser lo que siempre ha sido: un simple mortal.— Mérida Yucatán enero de 2018

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