Rayssa Leal, de 13 años, es llamada la "Pequeña Hada". Foto de referencia

SAO CAETANO DO SUL.— Con nueve años Nicole Amaro le rogó a su padre que la dejara practicar skateboarding, pero éste no cedió pues temía que se lastimara y se mantuvo firme. Pero entonces un “hada” cambió su perspectiva.

Bajo el apodo de Fadinha, o “Pequeña Hada”, Rayssa Leal, de 13 años, se convirtió en una sensación de la noche a la mañana después de ganar la medalla de plata en el debut de skateboarding en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Los giros, deslizamientos y golpes de la tabla de la medallista más joven en la historia de Brasil atrajo tanta atención. De regreso a casa, algo mágico sucedió. Desde los vecindarios más adinerados de Brasil hasta sus favelas de clase trabajadora, en parques para practicar skateboarding y en estacionamientos vacíos, la moda del skateboarding ha tomado fuerza.

“Mis padres estaban preocupados, les tomó tiempo acceder. Pero cuando vieron los Juegos Olímpicos, se dieron cuenta de que es un deporte grandioso”, cuenta Nicole Amaro en el skatepark de Sao Caetano do Sul, una ciudad adinerada de la zona metropolitana de Sao Paulo.

La menor recibía su primera clase de dos horas y se tambaleaba en su tabla —con la bendición de un atento Deivison. Otras ocho niñas y mujeres jóvenes, de edades entre los cuatro y los 20 años, también practicaban.

Rayssa Leal y su irrupción en el deporte de Brasil


Los brasileños vieron por primera vez a Rayssa Leal en 2015, cuando un vídeo mostró a la niña, de entonces siete años, intentando un giro de talón sobre tres escalones luciendo un vestido azul y alas de hada. En el vídeo cae un par de ocasiones, pero en el tercer intento lo logra.

La leyenda estadounidense del skateboarding, Tony Hawk, compartió el video en las redes sociales y lo que llamó su “heelflip de cuento de hadas” se hizo viral.

A su regreso al estado de Maranhao, en la región noreste de bajos recursos de Brasil, ella fue sorprendida por un nuevo mural pintado en los muros de su escuela. La muestra en pleno vuelo realizando un giro de talón, y con la frase “si puedes soñar, se puede hacer realidad″.

Niñas que lucharon contra el deseo de sus padres

Rayssa no es la primera brasileña skateboarder, y pioneras —como su propia ídolo, Leticia Bufoni, de 32 años— batallaron para abrirse paso y ser aceptadas. Cuando Leticia tenía 10 años, su padre quebró su tabla a la mitad en un intento de terminar abruptamente con su hobby.

“Lloré por horas”, recordó, en conferencia de prensa después de competir en Tokio. “Él pensaba que las mujeres no debían patinar, pues nunca había visto a una mujer hacerlo”.


Después de la exhibición de Rayssa Leal en los Juegos Olímpicos, ningún padre en Brasil puede argumentar eso.