Nunca, que se recuerde, el estadio de béisbol insignia del Sureste mexicano había vivido un aniversario tan triste como el que el Parque Kukulcán vivió ayer sábado 23 de marzo.

Los aficionados de la vieja guardia todavía recuerdan el ruido del contacto de la pelota bateada por Von Joshua para un Grand Slam memorable que empató dramáticamente la pizarra ante los Piratas de Campeche, y luego el grito de 18 mil personas que celebraron la carrera de caballito para ganar la jornada inaugural.

Fue el 23 de marzo de 1982. El 23 de marzo de 2024 el famoso estadio de la Serpiente Emplumada no sabe a ciencia cierta cuál será su destino.

Lo único seguro hoy día es que tiene las puertas cerradas, que ya comenzó a ser desmantelado.

Todo mundo se hace la pregunta del millón: ¿Cuándo comenzarán la reconstrucción? O… ¿Van a hacer lo que prometieron?

La casa que vio coronarse a los Leones de Yucatán tres veces en la Liga Mexicana, con su estructura original casi al cien por cien, necesitaba un remozamiento integral y el Gobierno Federal prometió hacerlo al finalizar la campaña 2023. Y desde entonces nada. La nueva temporada dará inicio el 23 de abril y los Leones jugarán en un escenario que están adaptando en Kanasín, a donde llegaron hace unos días las butacas y parte del césped, que por capas está siendo retirado.

Los aficionados muestran más incertidumbre por lo que va a pasar con el Kukulcán, del que nadie dice nada en los círculos sociales, que en sí se va a terminar la obra que están haciendo en Kanasín.

Los Leones y su Kukulcán formaron parte de una de las épocas más grandes del béisbol yucateco y mexicano. Se coronaron en ese escenario en 1984, con la directiva encabezada por Romeo Magaña Carrillo, volvieron al trono en 2006 de la mano de Gustavo Ricalde Durán y ascendieron al trono dos veces en la era Arellano Hernández, en el torneo corto de 2018 y en el largo de 2022.

En los años recientes fueron los Leones los que más aficionados metieron a las tribunas. A vista de todos no representaba problemas porque lucía, desde lejos, atractivo por estar con butacas en todo su aforo y la fachada construida hace poco, pero las instalaciones hidráulicas eran ya obsoletas (baños, especialmente), y se decidió hacerle el remozamiento.

De planes y planes se ha escuchado mucho. Al 23 de marzo de 2024, en su aniversario 42, solo se sabe que ya no tiene césped ni butacas. En el exterior, una instalación prácticamente abandonada a su suerte, con anuncios rompiéndose, letras espectaculares decoloradas, algunos árboles marchitándose, basura y polvo acumulados, en un estadio que tantas emociones ha dado a Yucatán.— Gaspar Silveira

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