Yanquis-Dodgers, o al revés, avivó el pandero.
La Serie Mundial que vamos a vivir desde el viernes está despertando pasiones, algo que el béisbol extrañaba y necesitaba. Los de la vieja guardia recordando las épicas batallas de cuando los dos equipos jugaban en Nueva York (Bronx, los Yanquis; Brooklyn, los Dodgers).
Y debemos decirlo: se añoraba este enfrentamiento, que no se vivía desde aquel mítico 1981, en que los Dodgers de nuestro querido Fernando Valenzuela se coronaron en seis juegos. Los de “mediana guardia”, setenteros y ochenteros, estuvimos con el arranque del béisbol en la televisión viviendo esos grandes años.
Se vale decir igual que, para muchos, fue el inicio del romance con el béisbol. Con el “Toro” la pelota se hizo más internacional, todo mundo quería saber del “Vale” de Etchohuaquila. De manera particular porque ese Clásico de Otoño venía de una huelga que, sin la “Fernandománía”, difícilmente se hubiera recuperado. En lo personal, era un chamaco de 10 años y, cierto, todos queríamos ser Valenzuela, amamos el mundialmente famoso número 34. Una época en la que no todos podían darse el lujo de tener tele, así que donde había oportunidad en el Tixko querido nos arrimábamos a ver pelota.
Inolvidable el Juego 3 lanzado en Dodger Stadium (creo la única vez en mi vida que no fui yanqui). Retomo una frase de “Mago” Septién: “Bravo por ti, Fernando”. Hoy, oramos por él.- GASPAR SILVEIRA MALAVER