MÉRIDA.— A pocas horas de la Nochebuena, cientos de personas han invadido las calles del centro histórico para las compras de última hora, sin embargo, la afluencia no se compara a la del pasado fin de semana cuando, literalmente, un mar de gente, invadió la zona comercial de la ciudad.
No obstante, en plazas y supermercados sí se formaron largas filas de personas que acudió a comprar insumos para la cena de Navidad.
Se registra gran afluencia de gente pero no como otros días
En un recorrido por la zona del mercado y las calles 63, 65 y 67 entre 58 y 54, donde en días anteriores había momentos en los que era imposible caminar, debido a la cantidad de gente, esta mañana de 24 no se visualizaron tumultos. Inclusive, en el interior del mercado Lucas de Gálvez se podría decir que la afluencia era de un día normal. Eso sí, se vio a gente comprar uvas y manzanas.
La calle ancha del bazar, los alrededores del parque Eulogio Rosado y hasta el corredor del Portal de Granos tuvieron un movimiento moderado, al menos antes del mediodía. Incluso el tráfico se vio fluido y las aceras tampoco estuvieron rebosando como en días anteriores.
“Nada más no había salido y pues me ganó el tiempo”, dijo Rosalba Osorio abordada en la zona de kioscos donde compró una piñata con forma de Santa Claus y, se le preguntó por qué esperó hasta hoy (24 de diciembre) para comprar, a lo que indicó que “se le pasó” y pues aprovechó salir.
Además de piñatas y frutas, también se vio gente en tiendas de ropa, zapaterías. En realidad, en todas las tiendas había gente, aunque en unas más que en otras.
En las plazas comerciales y supermercados también se formaron largas filas de personas que esperaron hasta hoy para comprar.
Nora Monsreal acudió por la mañana a comprar carnes frías y jamón para envinar en una tienda especializada de la avenida Quetzalcóatl y apenas alcanzó carrito de compras. “Esta terrible la gente. Los pasillos quedaron estrechos para que pasen dos carros… Lo bueno, que mientras yo buscaba las cosas, mi esposo se fue a hacer cola para pagar”, señaló la entrevistada.
De allí, se trasladó a un supermercado en el fraccionamiento Las Américas, por donde vive, pues no encontró pan para sandwichón, vino jerez y piña en almíbar. Pero allí tampoco encontró vino.
“Veré que me rinda lo poco que me queda”, dijo, tras relatar que, a pesar de que hay mucha gente, la fila en caja fue bastante ágil.