Designaciones
Víctor A. Pinto Brito (*)
Hace varios meses que existe una discusión interminable en el seno del PAN. Algunas personas a través de las redes sociales han ejercido duras críticas a los dirigentes partidistas por la decisión ya tomada de que en este proceso que está en marcha la elección de los candidatos sería a través de designación directa, ya que consideran que esta medida es antidemocrática.
La tradición de Acción Nacional ha sido desde siempre una constante: sus candidatos han salido de procesos internos que le han dado un valor incalculable que nos habla de un partido auténticamente democrático. Muy diferente a otros partidos en que el dedo omnipotente se convierte en el gran elector y los demás se cuadran y entonces salen en unidad para simular que todos están contentos aun a costa de sus propias aspiraciones. Incluso a pesar de que la decisión ya fue tomada, persisten voces de protesta contra ello a tan sólo unos días de que se conozcan más nombres de precandidatos designados. En ese sentido, he observado que algunos de los principales disidentes en realidad salen de elecciones internas en las que perdieron y no quedaron conformes con los resultados.
Dicha inconformidad muchas veces es legítima y se deriva de la mala fe y perversidad de quienes pueden controlar los procesos. Por ello podemos decir que, aunque si bien es cierto que la democracia es la mejor manera de elegir autoridades de la forma más justa, no está exenta de vicios que provocan todo menos resultados justos y democráticos.
La elección interna última en donde compitieron dos connotados panistas para la dirigencia estatal es un ejemplo emblemático de lo que aquí comento. Raúl Paz Alonzo ganó las elecciones en forma holgada contra el contador Alfredo Rodríguez Pacheco, siendo este último uno de los pocos panistas que aún conservan la doctrina y principios del PAN, ante un político que había sido y sigue siendo cuestionado por sus ligas en actos de corrupción y fiestas con bailarinas exóticas. Muchos rumores corrieron en ese momento, se habló de amedrentamiento de muchos militantes panistas, de la capacidad de manipular el padrón, la amenaza velada para aquellos militantes que trabajaban en el ayuntamiento etcétera. Estos hechos demuestran que las elecciones internas no están libres de manchas y, aunque podamos seguir diciendo que es el mejor sistema de gobierno, los riesgos de ello a veces suelen ser muy grandes. Hoy se habla de cotos de poder controlados por ciertos liderazgos a quienes el militante panista sigue a pie juntillas. Y tal vez esto no lo debo decir, pero también se ha observado a militantes que exigen apoyos y más apoyos, muchas veces en dinero, a cambio de su voto.
Muchos militantes se han arrepentido de haber votado por Raúl Paz y ahora con su pretensión de querer ser senador puede convertirse en un pesado lastre que puede hacer naufragar para el PAN las elecciones a gobernador. Ya se ha mencionado con claridad que ese espacio lo puede llenar ampliamente Joaquín Díaz Mena. Como comentario al margen, he de decir que los riesgos de la democracia son visibles también en los más de 70 años en que el PRI se perpetuó en el poder a través de fraudes, manipulación del electorado, compra de votos y de conciencia, etcétera. Y reitero, no por ello se puede decir que existe algún otro sistema mejor.
Para terminar, sólo me resta comentar que el método de designación quizá por esta única ocasión haya sido la más adecuada para el tiempo en que nos está tocando vivir. Pero para que tenga una buena dosis de auténtica democracia debe ser transparente y abierta. Que la metodología que se escoja para designar candidatos pudiera ser conocida por todos los que desean en legítimo uso de su derecho, participar en estas elecciones teniendo un piso parejo e igualdad de circunstancias. Porque en vísperas de conocer nombres de candidatos habemos algunas militantes que no conocemos la convocatoria, no sabemos si efectivamente se están haciendo las encuestas, o el delegado de CEN del PAN Leonardo Guillen Medina está haciendo realmente un trabajo honesto y transparente para tener los elementos en la mano y así poder designar a los mejores candidatos. ¿Es posible que si yo o algún militante panista en ejercicio de sus derechos manifiesta su deseo de ser tomado en cuenta para competir por alguna diputación local, federal o senaduría, pueda ser aceptado en igualdad de condiciones? ¿O ya es un hecho que el impresentable Raúl Paz y algunos otros ya tienen amarrada una candidatura con todo lo que ello implica? ¿Sería mucho si pedimos algo de transparencia en el proceso?— Mérida, Yucatán.
vipibi@hotmail.com
Militante panista
