Adiós del PRI a Los Pinos

Freddy Espadas Sosa (*)

Aunque pudiera parecer una valoración un tanto prematura, hasta ahora todo indica que el PRI tendrá que decir adiós a Los Pinos el próximo 1 de julio, con todo lo que este trascendental cambio puede significar para el desarrollo ulterior de nuestro atribulado país.

En primer término, está muy claro que la sensación de hartazgo, rabia e indignación que permea en el conjunto de la sociedad ante la incompetencia, la corrupción y los abusos de los gobernantes en turno es algo que crece y crece todos los días, por lo que durante los cinco meses que faltan para la elección presidencial se habrá creado una mayúscula efervescencia política marcada por un sentimiento anti sistema y una firme determinación de cambio político en todo el electorado nacional.

En otro aspecto, el panorama general que ofrecen las encuestas electorales —con todas las reservas que deba tenerse con respecto a ellas— muestra claramente que se sigue consolidando la posición de Andrés Manuel López Obrador como puntero en las preferencias de los ciudadanos. Así, el último ejercicio demoscópico de “El Universal” consigna que AMLO va a la cabeza con el 32%, seguido por Ricardo Anaya con 26% y José Antonio Meade con 16%.

El muy posible adiós del PRI a Los Pinos también se funda en un hecho plausible: en la opinión pública se ha generalizado la idea de que el desempeño de José Antonio Meade Kuribreña está resultando insustancial, fofo y totalmente desangelado, amén de representar la viva imagen del continuismo de unas políticas que han concitado el rechazo de los sectores mayoritarios de la sociedad.

La palpable debacle prematura del precandidato del PRI-gobierno ya es un tema recurrente entre muchos analistas políticos, al grado tal que ya se habla no sólo de un virtual fracaso de su precampaña, sino que incluso se especula insistentemente sobre su posible sustitución como abanderado del tricolor y de sus partidos satélites (véanse los artículos de Raymundo Riva Palacio en “El Financiero”, 30 de enero, y de Jorge Zepeda Patterson en “El País Internacional”, 31 de enero).

Otro factor que está influyendo poderosamente en la configuración de los escenarios electorales es la política de alianzas que está impulsando AMLO y los puentes que ha estado tendiendo hacia los más diversos actores políticos y económicos, circunstancia que refuerza su posición y su imagen como un candidato dispuesto a asumir una visión de Estado ante su eventual acceso a Los Pinos.

A tal osadía de acercamientos ha llegado el precandidato de Morena-PT y PES, que conspicuos panistas han reconocido su valía política y su muy probable triunfo, como lo ha expresado en revelador artículo su otrora acérrimo opositor y expresidente del PAN, Germán Martínez Cázares (“AMLO, ¿peligro para México?”, “Reforma”, 31 de enero).

En este contexto, no es de menoscabarse el esfuerzo que realiza la coalición PAN-PRD-MC, en su denodado intento por acercarse a AMLO en las preferencias electorales. Por muy antinatural que nos parezca esta singular mezcolanza partidista, no cabe regatear la vivacidad y el talento que muestra su precandidato Ricardo Anaya, aunque su discurso tenga fuertes dosis de demagogia, sin dejar de recordar un hecho que los ciudadanos no pueden olvidar: el queretano y su partido fueron aliados incondicionales del PRI-gobierno en la implementación de las llamadas reformas estructurales que hoy resultan dañinas para los sectores populares del país.

Pues bien, el desfondamiento de Meade y el persistente repunte del abanderado de Morena en las preferencias ciudadanas han orillado a que el propio Ricardo Anaya admita que en realidad la disputa final por la presidencia de la república se polarizará entre él y AMLO, a quien el “joven maravilla” reconoce como el principal adversario a derrotar (“Milenio Televisión”, 30 de enero).

Finalmente, sólo nos resta señalar que el “factor Meade” también está afectando negativamente el curso de la campaña que encabeza Mauricio Sahuí como precandidato del PRI al gobierno de Yucatán, cuyo desempeño aún “no prende” entre el electorado ni entre sus propios correligionarios.

Como se sabe, diversas encuestas electorales colocan a Sahuí por debajo del abanderado del PAN, su tocayo Mauricio Vila Dosal, lo cual refuerza la hipótesis de que en nuestra entidad es muy probable que se produzca nuevamente la alternancia en el Ejecutivo estatal. O sea, que también aquí puede haber un “adiós al PRI”. Veremos.— Mérida, Yucatán.

canek_1999@yahoo.com.mx

Profesor-investigador titular “C” de T. C. Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 31-A, de Mérida, Yucatán

 

La palpable debacle prematura del precandidato del PRI-gobierno ya es un tema recurrente entre muchos analistas políticos, al grado tal que ya se habla no sólo de un virtual fracaso de su precampaña, sino que incluso se especula insistentemente sobre su posible sustitución…

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