De las bicis y las motos a la Fórmula 1. Era un domingo por la tarde, llegamos en un taxi mi padre y Gonzalo, mi hermano mayor, a la zona más lujosa y residencial de México, nada menos que a Polanco. Una enorme mansión con el estilo clásico de los años cincuenta.
Después de tocar el timbre, nos sale a recibir aparentemente un ayudante del dueño de la casa que ya esperaba a mi papá. Yo no tenía idea de quién vivía ahí, aunque mi hermano que me llevaba once años iba muy emocionado.
Estoy narrando algo que sucedió en 1956. A mis diez años, fui convencido para ver unas bicis y motocicletas de carreras de las cuales mi hermano era fanático, hecho que no me entusiasmaba, pero la curiosidad finalmente me convenció.
Pasamos a una elegante sala en la que el señor don Pedro Rodríguez, al que de esa manera se refirió mi papá, nos esperaba de pie. Después de los saludos de cortesía, don Pedro llama a su asistente para que nos enseñara las bicicletas y motocicletas de los hermanos Pedro y Ricardo Rodríguez, mientras mi papá platicaba con él, no sin antes aclararnos que sus hijos estaban en Estados Unidos.
Al pasar a una especie de garaje donde había algunos autos de carreras, motocicletas y bicicletas, destacaba un gran estante con puertas de vidrio que dejaba ver un sinnúmero de trofeos.
Mi hermano Gonzalo, como si hubiera visto el santo grial, tocaba con suavidad las motos, que ostentaban diferentes marcas. “Como ésta es la que quiero”, decía. Señalaba la Norton, la BSA y una muy bonita de color rojo con el número 17 cuya marca se me figuraba la de un panqué, se trataba de la Royal Enfield.
No sé de dónde surgió la amistad que tenía mi padre con don Pedro Rodríguez; que yo recuerde, nunca lo había mencionado, tal vez por ser algo casual o relacionado con su trabajo con el presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952–1958).
Esa visita sirvió para adentrarme como fanático al mundo de las carreras de autos. Las excursiones con mis padres y mis hermanos para ver pasar los coches de la Panamericana se hicieron más frecuentes, nombres como Piero Taruffi, Juan Manuel Fangio, Moisés Solana sonaban en mi memoria con familiaridad.
Al presidente le gustaban los Ferrari
Años después, mi papá nos contó que don Pedro Rodríguez le obsequiaba al presidente Adolfo López Mateos en cada cumpleaños un Ferrari de carreras, el cual corría los domingos en el Viaducto, por lo que tenían que cerrarlo para darle gusto al mandatario, hasta que don Pedro lo convenció de hacer un autódromo, culminando en 1962 con el autódromo de la Magdalena Mixhuca, el más moderno construido hasta esa fecha; hoy día, es el Autódromo Hermanos Rodríguez en memoria de quienes pusieron el nombre de México en el panorama del automovilismo deportivo y para honrar la muerte de Ricardo, quién se mató a los 20 años de edad en una práctica volteando su auto en la curva peraltada.
Una carrera que no daba puntos para el campeonato y en la que Ferrari, escudería para la cual corría decidió no participar, razón por la cual se subió al volante de un Lotus al que le falló la suspensión.
Pedro decide retirarse un tiempo luego de la muerte de su hermano y a su regreso acumula 2 victorias y 7 podios en Formula 1 de 1963 a 1970. En 1971 se mata corriendo un Ferrari en una noche lluviosa en las 200 millas de Norisring (Nuremberg Alemania). Múltiples triunfos acumuló en otras categorías, sobre todo en las llamadas carreras de resistencia. Fue ganador del Campeonato Mundial de Pilotos y Constructores de prototipos, corriendo para Porsche en el famoso y difícil 917, considerado el mejor prototipo del siglo veinte.
Sentado en el paddock de la escudería de Boby Rahal para presenciar al día siguiente la carrera de la Champ Car que se efectuaba por primera vez de noche en el óvalo de la Milwaukee Mile, en la que competía Michel Jourdain (la cual ganó).
Rahal, triunfador de las 500 millas de Indianápolis, Daytona, Sebring etc, etc, responde a mi pregunta: ¿qué se necesitaba para ganar en las carreras de autos?
–Principalmente consistencia, disciplina, un buen coche y equipo de trabajo, pero si no eres consistente no la vas a hacer en las carreras ni en ningún deporte.
“Checo” Pérez rompe paradigmas
Creo que los pilotos de la F1 están dotados para aguantar los nervios, arriesgar la vida a pesar de todas las medidas de prevención y seguridad con que cuentan ahora y acelerar a 330 km o más. Dejarán precedente Ayrton Senna, Micahel Schumacher, Stirling Moss, Nigel Mansell, Fittipaldi, el inolvidable Jim Clark, Niki Lauda y algunos más.
Citemos a los mexicanos Adrián Fernández, Héctor Alonso Rebaque, Esteban Gutiérrez y recientemente “Checo” Pérez quién me recuerda el estilo de manejo de Ricardo Rodríguez. “Checo” ha roto el paradigma de los pilotos mexicanos que se quedaron en el camino. Sus destacadas participaciones, son elogiables, ubicado en el cuarto lugar del campeonato y rivales de la talla de Hamilton, poseedor del record de más victorias en F1 (100), Bottas, Vettel, Alonso, Norris, Ricciardo y su compañero de escudería Max Verstappen. Casi todos ellos como los grandes campeones, comenzaron con una bici y una moto.— Mérida, Yucatán Twitter: @ydesdelabarrera
