Mariposa monarca. Estuvimos trabajando a marchas forzadas para diseñar el logotipo que simbolizara la firma del inminente tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TLC). El único pitch que teníamos era que el presidente Carlos Salinas quería un logotipo con la mariposa monarca que provenía desde el Canadá para hibernar en los bosques de oyamel en el estado de Michoacán.
La reunión para darnos el banderazo con los diseños se dio en la Secretaría de Comercio, allá en el edificio de la Condesa, en la oficina del secretario en el piso 18 con una vista espectacular al bosque de Chapultepec.
Nos dieron 15 minutos para recibir toda la información y hacer las preguntas relacionadas al tema. En la reunión estaban el secretario Jaime Serra; su secretario particular, Antonio Argüelles, Jaime Zabludovsky subsecretario de Negociaciones Comerciales, y Luis de la Calle, especialista en comercio internacional.
Buena idea la mariposa
El secretario Serra nos muestra un apunte de una mariposa monarca dibujado por el presidente Salinas de Gortari y hace hincapié en que no le variáramos mucho a su diseño, aunque reconoció que le gustaría ver algunas opciones más modernas para que hubiera un parámetro de evaluación. Teníamos 24 horas para presentarlo.
Al día siguiente desplegamos delante de los mismos sinodales 20 opciones, incluyendo 5 variantes del que había dibujado el Presidente. El silencio al que ya estaba acostumbrado cuando presentábamos algún proyecto se hizo en la amplia oficina. Después de casi un minuto sin que se escuchara ninguna opinión, el secretario Serra señaló 5 diseños que le gustaron a los que se agregaron dos más, fueron siete diseños en total incluyendo uno casi igual al que dibujó Salinas.
Nos pidieron que los mandáramos impresos montados en cartulina con un par de correcciones para dos de ellos y se los enviáramos al secretario particular.
Pasaron dos meses, un día nos avisan que el diseño había sido aprobado para utilizarlo en las carpetas y todos los materiales que documentaran información del ya conocido TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), cuyo símbolo fue la mariposa monarca que en su migración tocaba los tres países.
Para mi sorpresa cuando lo vi autorizado con el sello de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial era el que diseñamos igual al que había dibujado el presidente Salinas, una mariposa con las alas extendidas y quiso que cuando se publicara se hiciera a todo color.
Filmamos comerciales de televisión y anuncios en casi todos los medios impresos con el logo que perduró de 1994 hasta 2018.
¿Cómo queda el tratado?
Ahora, el TLC se negoció nuevamente y adquirió el nombre de T-MEC. Gracias al tratado, México pudo convertirse en un país abierto para recibir productos de los que no teníamos en muchas de las cadenas productivas por la sobreprotección de la industria local. Cierto que esto ocasionó el cierre de muchas empresas que se vieron rebasadas por la apertura de mercados como el textil, la industria juguetera, la industria chocolatera, entre muchos otros que tuvieron que movilizarse para exportar y al mismo tiempo mejorar sus productos por la entrada masiva de la competencia que llegaba de las importaciones de Canadá o de Estados Unidos.
La industria cosmética prácticamente le inyectó un aire distinto al sector por la inmensa apertura para las marcas famosas, arrasando con las tradicionales.
Mención aparte merece el sector automotriz que nos abrió una ventana muy productiva para la proveeduría, así como dar inicio al nearshoring automotriz. La eliminación de aranceles en algunos tipos de automóviles y la reducción en otros, ha permitido un acceso a grandes mercados lo que le da al fabricante una base de clientes muy amplia.
El tratado asienta que el 75% de los componentes de un automóvil debe ser producido en los países que forman parte del acuerdo para que esté libre de aranceles, esto permite que los fabricantes de automóviles consideren partes esenciales del vehículo, el motor, la trasmisión y la carrocería.
Los autos… la controversia del T-MEC
En una conferencia de prensa Guillermo Rosales, presidente de la AMDA (Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles), dice: “Los vehículos chinos no se exportan a Estados Unidos y aquellos que están sin tratado comercial con México pagan un arancel del 20%”.
Donald Trump ha mencionado que no va a permitir que México sea la puerta de entrada de autos chinos hacia territorio estadounidense, pero hasta el momento no existe una fábrica de autos chinos que exporte hacia el país del norte.
La guerra se va a desatar en la revisión del tratado y particularmente cuando Trump tome posesión este 20 de enero, ya que una orden ejecutiva como las que acostumbra cortará de tajo mucho de lo que se ha logrado.
El buen entendimiento quedó atrás, la mariposa monarca solo se recordará como un factor de unión entre los tres países.— Mérida, Yucatán, 2 de diciembre de 2024
