Cosas de Mascotas: "El pug, compañero de monjes y nobles"
Cosas de Mascotas: "El pug, compañero de monjes y nobles"

Hay consenso entre los expertos que su origen se encuentra en Asia, que tiene algunas similitudes con el pequinés y que China es el primer país donde se documentó la existencia de la raza. A través de los siglos el pug ha acompañado desde monjes budistas hasta nobles europeos, y ahora es una de las razas más populares entre los amantes de los perros.

En esta ciudad hay un nutrido grupo de propietarios a los que reúne Comunidad Pug Mérida, que Karla Alejandra Aguilar Rosado creó hace cinco años a raíz de la llegada de “Perry” a su vida.

“Era de una persona que ya no lo podía atender. La idea era que yo le buscara casa, pero me ‘enamoré’ de él”, recuerda la fundadora del grupo de Facebook, que suma unos 4,500 “me gusta” y periódicamente realiza actividades para las mascotas y sus dueños, como concursos y encuentros.

“Perry” convive en casa con otros tres pugs y cuatro rottweilers, prueba de su facilidad de adaptación a personas y otros animales. “Son perros completamente de compañía, nada agresivos, se ‘regalan’ con todo el mundo”, asegura Karla.

Según explica, los problemas de salud más comunes a esta raza son los respiratorios y dermatológicos, entre ellos hongos que aparecen a causa de la humedad y tienen entre sus principales síntomas la caída de pelo. Para contrarrestarlos se recomienda bañar a los perros una vez a la semana con shampús dermatológicos y cepillarlos al menos dos.

Debido a que los pugs son vulnerables a las altas temperaturas, se aconseja mantenerlos en espacios con sombra, de preferencia en el interior de la casa, y tener siempre a su disposición agua limpia y fría.

El pug —los hay de color cervato, negro, albaricoque y, con menos frecuencia, albino— puede vivir unos 15 años si se le procura una buena alimentación y se le ejercita. “Lo máximo que debe pesar es 10 kilos. Más allá es obesidad”, advierte Karla.

“Panucho” amigable

El próximo sábado 20 “Panucho” cumplirá dos años. Cuando tenía un mes y medio de edad fue adquirido por Humberto Sánchez Baquedano, quien había sido dueño de tortugas y loros, pero nunca de un perro. “Es superamigable con cualquier persona y muy tranquilo”, dice.

Humberto notó que, después de que cumpliera seis meses, a “Panucho” le estaba quedando la lengua más larga que a los demás ejemplares de la raza, lo que no le representa problema para tomar agua ni comer. Ahora éste, junto con el “corazón” que forman las arrugas de su frente, es rasgo distintivo del canino, que incluso tiene su propia cuenta en Instagram.

Con Nuria Alonso Yever viven “Watson”, macho de 10 años, y “Chaya”, hembra de dos. El primero fue un regalo de su esposo cuando cumplieron tres años de novios y residían en Ciudad de México. “Le cuido mucho la dieta porque tiende a subir de peso. De hecho, él estaba más gordo y ahora tiene cintura…” (ríe).

Los problemas de piel que “Watson” ha presentado por el clima de Mérida los atiende con baños especiales y monitoreo constante. Debido a la edad, el canino toma medicinas para las articulaciones.

Nuria considera que, entre los dos pugs, a “Chaya” le ha costado un poco más de trabajo adaptarse a que haya un bebé en casa. “Como es la cachorra, está un poco más celosa. No quiere comer, no quiere estar con nosotros…”.

Campeona

“Yuya”, hembra de tres años, ha triunfado en competencias profesionales de obediencia, adiestramiento que comenzó a recibir para facilitar la convivencia con “Leónidas”, macho de dos años y medio y que tiene un carácter “un poquito fuerte”, dice su propietario Román Lope Ojeda.

La intención era que los pugs aprendieran sólo conductas básicas, como no morder y caminar sin jalar. Pero a Román le gustó el entrenamiento de sus perritos y decidió seguir avanzando. En las pruebas de obediencia que se realizaron en noviembre pasado en la Exposición Canina en la Universidad Modelo “Yuya” compitió en la categoría Compañero y cosechó tres primeros lugares, dos segundos y un cuarto, y obtuvo las puntuaciones más altas en obediencia y rally.

“Leónidas” también concursó y se llevó dos primeros lugares.

En casa de Román ambos pugs viven con un gato, con el que tienen un “amor apache, se quieren pero se odian a la vez; cuando los llevamos fuera de casa el gatito los extraña y ellos extrañan al gatito”.— Valentina Boeta Madera