Adoptar medidas de prevención y estar atentos a síntomas que conduzcan a una detección temprana son acciones de los propietarios de perros que ayudan a las mascotas a hacer frente al cáncer.
Porque los caninos no están exentos de presentar tumores benignos o malignos, que en la mayoría de los casos tienen origen genético.
El cáncer en perros es de hecho una causa frecuente de consulta en las veterinarias, como indica el médico veterinario zootecnista José Antonio Ríos Pérez del Valle, director de Planned Pethood MX.
Entre los factores de riesgo a los que están expuestos los animales menciona la cercanía a cables de alta tensión y ondas electromagnéticas, y la ingesta de ciertos componentes de alimentos. Además, es más probable que los albinos que salen a la calle sin protección solar sean afectados por la degeneración celular en la piel que los ejemplares de color oscuro.
Sin embargo, subraya el veterinario, el factor más común es la predisposición genética, como ocurre con el bóxer, que es proclive al desarrollo de tumores de piel y de glándula mamaria.
“Es un tema muy sensible porque todos tenemos un familiar o amigo que padece la enfermedad”, señala el médico Ríos Pérez del Valle. “Cuando damos un diagnóstico tenemos que usar las palabras correctas porque puede ser un detonante de los sentimientos de los propietarios”.
Entre las tumoraciones que atienden más comúnmente están las benignas de la piel, como verrugas, lipomas, hemangiomas y quistes sebáseos. Las malignas incluyen hemangiosarcomas, liposarcomas y tumores de bazo, hígado y, como número uno en hembras, de glándula mamaria.
El veterinario destaca que una tenencia responsable de mascotas pasa por la esterilización de las hembras a edad temprana. “Una perra que se esteriliza antes de los seis meses tiene 99.9% de probabilidades de no desarrollar cáncer mamario; si esperamos al segundo celo, la prevención es alrededor del 75%; al tercer celo, 45%. A partir del cuarto da lo mismo que la esterilicemos o no para la prevención del cáncer mamario”.
“Vemos muchos animales de edad media sin esterilizar que, independientemente de que hayan tenido bebés o no, desarrollan nódulos mamarios. El 50% de éstos son malignos”.
¿Cómo detectar en nuestro perrito una señal de alerta del cáncer? Hay que “buscar un lunar que sea nuevo o luzca anormal, alguna bolita, un nódulo; palpar sus glándulas mamarias como se hace con los humanos; estar al pendiente de su abdomen: que no esté tenso ni duro; que no tenga dificultad al respirar”.
Para diagnosticar la enfermedad se puede hacer una punción con aguja en el órgano afectado para extraer células que después se analizan, una biopsia o quitar de una vez toda la masa.
Si se confirma la presencia de cáncer, lo siguiente es determinar el tratamiento. “Buen porcentaje es quirúrgico”, señala el veterinario Ríos Pérez del Valle, quien precisa que eso significa la extracción del área afectada, como bazo, pata o glándula mamaria. Le siguen como opciones la quimioterapia y el manejo de calidad de vida.
“La quimioterapia en perros es mucho más noble que en humanos. Siempre comenzamos diciendo esto: no hay los efectos secundarios comunes a la medicina humana”, como diarrea, vómitos y pérdida de peso y pelo. “Haciendo un buen seguimiento sanguíneo les va muy bien”.
“Por cuestiones éticas, morales y profesionales no damos tratamiento cuando confirmamos que ya hay invasión a otros órganos”.
El veterinario Ríos Pérez del Valle enfatiza que la elección del tratamiento responde a una visión integral: “No sólo se ve el tumor, dónde está y cuál es el pronóstico, sino la edad de la mascota, la calidad de vida, la situación de la familia y la viabilidad del tratamiento. No hay una receta, es una valoración integral del escenario clínico para después dar un tratamiento específico y evaluar qué preferimos: tres meses de una buena calidad de vida con medicamento para el dolor o seis meses de quimioterapia”.
El costo de atención, añade, es variable, pues así como se puede pagar de 300 a 500 pesos por cada sesión de tratamiento del tumor venéreo transmisible (en total son de cuatro a ocho), así se deberán erogar de cuatro mil a cinco mil pesos al mes por la terapia para el linfoma.
El pronóstico de recuperación “mucho depende de la biología del tumor, su agresividad, el grado de metástasis y las complicaciones secundarias”.
¿Hay manera de ayudar a nuestra mascota a prevenir los tumores? El médico Ríos Pérez del Valle dice que muchas razas, por su desarrollo durante años, son propensas a presentarlos, así que quien adquiere un animal de ese tipo debería interesarse en conocer sus líneas genéticas.
“Si tenemos un perro blanco, despigmentado, hay que tratar de que no salga en las horas calurosas del día. Si vamos a sacarlo a pasear, ponerle un factor de protección solar 30 o 50” de los que se comercializan para personas.
“La detección a tiempo, al igual que en humanos, es muy importante”.— Valentina Boeta Madera
Propensión
Las razas criollas o mestizas son menos propensas a desarrollar cáncer.
Terapia
El veterinario José Antonio Ríos Pérez del Valle señala que el tumor venéreo transmisible (TVT), uno de los más comunes en caninos, es “muy simple de quitar: son de cuatro a ocho sesiones (de quimioterapia), una vez a la semana; el 95% de los perros sale sin problemas”.
En los huesos
El osteosarcoma, o cáncer de hueso, es común en razas grandes, como rottweiler, weimaraner, golden y labrador. Una consecuencia de la enfermedad es descalcificación del hueso y su fractura.
