Aunque en ambos casos se trata de una deficiencia en el sistema inmunitario, el “sida” de los gatos no es el mismo padecimiento que afecta a los humanos, que no corren el riesgo de ser contagiados por los mininos.
El “sida felino” es causado por el Virus de Inmunodeficiencia Felina (FIV, por sus siglas en inglés), que permanece latente largo tiempo antes de dar señales de presencia en el gato, explica Alicia Baquedano Bustillos, médica veterinaria de la clínica VetPro.
“Se transmite por la saliva de un animal infectado cuando muerde a uno sano”, añade. “Es muy raro que las mamás lo contagien a sus bebés o que un gatito positivo contagie a otros solamente por convivir con ellos”.
“Es común observarlo en gatos machos enteros (no esterilizados), a los que les gusta vagabundear y pelearse por territorio y hembras”.
La veterinaria Baquedano, con maestría en Salud Animal y especialidad en Fauna Exótica, subraya que el FIV es un virus exclusivo de los felinos, así que no hay riesgo de que se transmita a otras especies de mascotas ni al humano.
De acuerdo con la profesional, en las primeras semanas la infección pasa inadvertida debido a que los síntomas son inespecíficos: algo de diarrea, falta de apetito, linfonodos (ganglios linfáticos) agrandados…
“De ahí no pasa” y es después de varios años que el gato comienza a bajar de peso, sufrir infecciones recurrentes en oídos o boca (estomatitis) y tener problemas para orinar, entre otros males. “Es lo único que vamos a notar: un gatito que se empieza a enfermar de todo”.
Si la prueba SNAP Elisa revela que el minino es positivo al virus de la inmunodeficiencia felina “lo que hacemos es darle calidad de vida” y tratar las afecciones que vayan apareciendo, porque “no hay tratamiento específico para el virus”.
“¿Cómo lo apoyamos? Le damos buena comida, vitaminas, antioxidantes”, agrega la veterinaria. Si el propietario lo decide también se le puede administrar interferones (proteínas que estimulan el sistema inmunitario) que “no eliminan el virus, solamente hacen que los signos y las lesiones disminuyan”.
Advierte que “no es una sentencia de muerte ser positivo al FIV, hay personas que se asustan mucho porque creen que (su gato) se va a morir inmediatamente; no es así, puede vivir años” siempre que se atiendan los problemas que le vayan surgiendo.
“Sin tratamiento un gato muere a los ocho años. Si le damos calidad de vida tenemos un gato que puede vivir bastante, casi el tiempo de uno sano”.
La vacuna contra el FIV no está aprobada en México y en los países donde sí está autorizada “es un poco controversial su uso”. Por esa razón “lo que los veterinarios recomendamos es la castración temprana; si reducimos la cantidad de tiempo que nuestra mascota está en la calle y la castramos para que no se pelee por territorio o hembras es casi imposible que se transmita” el virus.— (Por Valentina Boeta Madera)
“Sida felino”
La esterilización temprana, además de controlar las poblaciones de gatos, permite prevenir el contagio del FIV y otros males.
Incidencia
En Yucatán no hay estudios sobre incidencia de la enfermedad, señala la médica veterinaria Alicia Baquedano Bustillos. Una investigación de la UNAM reveló que el 7.4% de la población felina analizada era positiva al virus.
Sin riesgo
Es muy rara la transmisión placentaria o por leche materna a las crías. No se contagia por vía sexual.
Convivencia
La veterinaria afirma que gatos enfermos y sanos pueden convivir sin riesgo de contagio, siempre y cuando no sean agresivos entre sí.
Limpieza
El virus es muy sensible a desinfectantes y detergentes.
