En el marco del 82 aniversario de la Independencia del Líbano, el Club Libanés de Mérida celebró su tradicional entrega de los Premios Cedro, un reconocimiento a quienes han dedicado años de trabajo y corazón a fortalecer los valores de la comunidad libanesa.
Valores como el trabajo, la familia, la solidaridad, la educación, el emprendimiento y la unidad —pilares transmitidos de generación en generación— fueron honrados una vez más frente a la hermana comunidad yucateca. La celebración reunió a cientos de familiares y amigos que, desde la 1 de la tarde, comenzaron a llenar el salón.
El ambiente fue cálido, lleno de rostros conocidos y de ese cariño que une a ambas naciones. Antes del protocolo, los asistentes —entre ellos autoridades del Club, religiosas, del Estado y del municipio— disfrutaron de un menú típico del Líbano, acompañado de vino, postres y botanas tradicionales.
Quien abrió la ceremonia fue Jorge Elías Nechar Jacobo, presidente del Club Libanés de Mérida. En su mensaje recordó que, desde finales del siglo XIX, miles de familias llegaron guiadas por “la esperanza y la determinación”, encontrando aquí una tierra diversa y profundamente humana. Habló de cómo, con trabajo y dedicación, aquellas familias sembraron comunidad y valores que hoy siguen presentes en la vida cotidiana.
Para él, reconocer esa historia es también afirmar que la unidad es más bella “gracias al corazón libanés que nace desde ella”.
Después de su mensaje, se proyectó un vídeo “In Memoriam” en honor a los integrantes de la comunidad que han partido, pero que siguen presentes en el recuerdo de la comunidad.
Este año fueron cuatro los homenajeados, dos de ellos de manera póstuma.
El primer reconocimiento, “Legado Libanés 2025”, fue otorgado a la familia del señor Gabriel Antonio Moisés Jorge y recibido por su esposa e hijas.
El segundo reconocimiento de esta categoría fue para el maestro Elías Daguer Abraham, entregado a su esposa, quien no pudo evitar las lágrimas al recibirlo acompañada de sus hijos.
El reconocimiento “Orgullo Libanés” se otorgó a la señora Badía de Jesús Asaf Abraham, quien lo recibió personalmente junto con su familia.
El último galardón, el “Premio Cedros”, fue entregado al señor Juan Martín Pacheco, destacado además por su aportación al turismo yucateco. Desde el podio, dedicó el premio a las personas que han marcado su vida, desde sus abuelos y padres hasta sus mentores y amigos. Para él, llevar raíces libanesas es “un gran legado, es un gran orgullo”, y afirmó que porta “el sello de libanés en el ayer, en el hoy y por siempre”, agradeciendo a todos por permitirle servir y acompañarlo en ese momento.
Durante la ceremonia también tomó la palabra la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada, quien celebró reencontrarse con la comunidad yucateca de ascendencia libanesa y agradeció su aporte histórico a Mérida.
Destacó que su presencia en la ciudad “es una historia de encuentros que comparten el valor y el amor a la familia”. Añadió que esa integración ha fortalecido a Mérida en lo empresarial, cultural y gastronómico, al grado de que muchas personas ya consideran varios platillos como parte de la “comida yucateca”.
Cerró su mensaje con un “¡viva la comunidad libanesa en Mérida!”.
George El Jallada, embajador del Líbano en México, exhortó a seguir fortaleciendo a la comunidad libanesa en el país y a mantener viva la lucha por su tierra de origen.
Por último, Alberto del Río Leal, representante del gobernador del Estado, celebró a cada uno de los homenajeados y señaló que su reconocimiento es bien merecido. Recordó los inicios de la migración libanesa a México y cómo, desde entonces, han aportado trabajo, valores y liderazgo. Subrayó que ambas comunidades, la libanesa y la yucateca, se han brindado oportunidades mutuas: un lugar para vivir y producir, y a cambio, desarrollo, seguridad y arraigo. Concluyó resaltando la unión de dos culturas “nobles, trabajadoras y orgullosas”, que hoy conviven y se fortalecen juntas.











