Escena de “La voz de Hind”, que está previsto que llegue a los cines de México el 29 de enero próximo
Escena de “La voz de Hind”, que está previsto que llegue a los cines de México el 29 de enero próximo

LOS ÁNGELES (EFE).— La cineasta tunecina Kaouther Ben Hania ha transformado el llanto desesperado de una niña palestina de cinco años en un llamado contra la invisibilidad de las víctimas de la guerra en Gaza en “La voz de Hind”, aclamado documental con el que espera que el dolor se convierta en un compromiso activo.

“Cuando escuchas su voz, no puedes olvidarla. Y escucharla, de hecho, me impactó. No podía olvidar su voz, la tenía en mi cabeza. Y me preguntaba cómo podía salvarla de alguna manera, aunque fuera demasiado tarde”, cuenta la directora.

Para Ben Hania, reconstruir las últimas horas antes del asesinato de Hind Rajab, atrapada en un automóvil en el barrio de Tel Al-Hawa, en Gaza, bajo el asedio de los tanques israelíes, iba más allá de la recreación cinematográfica. Fue un acto de justicia poética.

Rodeada por el silencio de sus familiares fallecidos en el interior del vehículo y el esfuerzo contrarreloj de la Media Luna Roja para sacarla con vida de una zona en conflicto, la llamada de la pequeña se convirtió en el epicentro de un dilema ético sobre cómo escenificar los horrores de una guerra.

En el tránsito a la gran pantalla de este desolador relato, postulado al Globo de Oro a mejor proyecto de habla no inglesa y recompensado en el Festival de Venecia con siete galardones, la cineasta se cuestionó la mejor manera de abordarlo para que la crudeza de los hechos evitaran eclipsar la humanidad de la víctima.

“En el momento que estaba preparando una nueva película, no estaba segura de que fuera la mejor historia para contar. Cuando sucede algo tan insoportable, te preguntas sobre el significado del arte”, reflexiona.

Tras conversar con la madre, rota de dolor por la muerte de su hija, decidió que la tragedia debía ser contada al mundo para que no quedara en el olvido. “La madre me dijo: ‘No quiero que el recuerdo de mi hija caiga en el olvido y quiero justicia, así que si esta película puede ayudar de alguna manera, por favor, vayan a verla’”, agrega Ben Hania.

La cinta emplea el audio íntegro de las llamadas de Hind Rajab del 29 de enero de 2024 y se intercala con el testimonio de operadores de la Media Luna Roja que vivieron el suceso al otro lado del teléfono.

Con esta apuesta buscaba que la audiencia sintiera el mismo impacto devastador que ella experimentó. “Fue muy difícil de escuchar, sobre todo la primera vez. Me costó un tiempo escuchar todo”, confiesa.

Recrear el relato desde el enfoque de la pequeña y mostrar en pantalla cómo perdía la vida cuando estuvo a punto de ser salvada le parecía a la directora “una mala idea, éticamente cuestionable”.

Es por ello que evitó exponer la violencia explícita a la que la población gazatí está expuesta a diario y optó por narrar los hechos desde el prisma de quienes atienden a la pequeña mientras se aprecia la impotencia y desesperación de los operadores.

“Esta fue una mejor opción para contar esta historia desde la distancia” y que se vea “que hicieron todo lo posible por salvarla y pagaron un precio muy alto”, ya que dos voluntarios (el médico y el chofer de la ambulancia que iban a rescatarla) perdieron la vida también.

La tragedia de Hind Rajab no es un hecho aislado, sino la realidad de más de 18,000 niños entre las 70,000 personas que han muerto por la ofensiva israelí desde el 7 de octubre de 2023.

Para Ben Hania, la muerte de Hind, que se pudo evitar, se debe a una burocracia “diseñada a propósito por la ocupación israelí para mantener a los palestinos en esta situación insoportable” y cuyas reglas “son muy difíciles de seguir; incluso si las sigues, te matan”.

“Cuando hablamos de apartheid, en todos los aspectos de la vida, se necesita autorización y el poder dominante, que es Israel, nunca respeta las normas”.

La directora busca que la voz de Hind trascienda las emociones pasajeras para convertirse en un testimonio de la historia de Palestina.

“No queremos que sea solo un momento de recuerdo, sino también de acción, porque cuando ves esta película quieres actuar. Y quiero que forme parte de un cambio mayor, porque hablamos mucho de justicia y rendición de cuentas y eso es algo que no está ocurriendo en la realidad”, puntualiza.

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